Las averías en los trenes de cercanías indignan a los Cántabros

Incidencias diarias provocan retrasos y supresiones en varias líneas ante la indignación de los usuarios. "Ha sido un caos, esto no puede seguir así"

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Javier Polanco, portavoz de la mesa de movilidad en Cantabria

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Que los trenes de cercanías sufran retrasos o supresiones con motivo de alguna avería, por desgracia, no es noticia. Y precisamente esto último, que haya dejado de ser noticia, es lo que más crispación genera entre los usuarios habituales del servicio ferroviario. El pasado lunes, la avería de un tren de cercanías de Cantabria, a primera hora de la mañana, en la vía entre Bezana y Adarzo, afectó al servicio de catorce trenes más pertenecientes a la línea Santander-Cabezón de la Sal.

En concreto, se suprimieron ocho trayectos completos y, además, seis sufrieron diferentes retrasos con una demora media de más de 20 minutos. Carlota, vecina de Polanco, reconoce que la incertidumbre se ha apoderado de ella: "una avería puede pasar en cualquier sitio. El problema es que no es la primera vez. Nadie te avisa, tú estás en la estación y no sabes cuándo va a pasar el tren, si vas o no a llegar a trabajar, si el tren va a pasar en 10 minutos o en 45... para los que trabajamos, es un problema".

Fuentes de RENFE han confirmado a Cope Cantabria que están llegando, y cada día de forma más recurrente, usuarios pidiendo justificantes de retraso para entregar en sus trabajos, en sus colegios o institutos.

"Sinceramente, no es la primera vez que me pasa. Pero esta vez, mis dos hijos han llegado tarde al colegio y he tenido que pedir a los responsables de RENFE un justificante sellado para entregar a sus profesores. Ha sido un caos, esto no puede seguir así", manifiesta Jorge, otro de los afectados por los retrasos del servicio ferroviario.

Javier Polanco, portavoz de la mesa de movilidad de Cantabria, también refleja el malestar de los usuarios a través de las quejas que le llegan de manera semanal: "Cuando no es un día es otro. El servicio no es regular".

Cualquier tiempo pasado fue mejor. Y en este caso, el refranero español tampoco se equivoca. "Conocimos tiempos mejores. Muchos de los usuarios hemos tenido la oportunidad de vivirlos cuando FEVE era FEVE y no estaba integrada en la estructura de RENFE. Los servicios eran puntuales, los trenes tardaban menos... No se ha invertido en infraestructura y el sistema no da más de sí", asegura Javier.

"Vamos a arrastrar esta situación, por desgracia, unos años más. La llegada de los trenes nuevos, tampoco es garantía de que se pese un buen servicio porque la infraestructura es fundamental y hay un déficit tremendo", sentencia Javier.

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