El lobo mata una veintena de ovejas a un ganadero de Pendes, en el último mes: "Es insostenible"
Los ataques han sido constantes en las últimas semanas, generando desesperación entre los ganaderos de la zona
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La presencia del lobo en Cantabria sigue siendo un motivo de preocupación para los ganaderos. En el último mes, el rebaño de Roberto de la Vega, en Pendes (Cillorigo de Liébana), ha sufrido entre "cinco o seis" ataques que han acabado con la vida de una veintena de ovejas, dos de ellas en la pasada noche.
El propio ganadero ha denunciado que, en esta ocasión, los lobos han bajado hasta "cien metros de la puerta de la cuadra", algo que no recuerda haber visto nunca. "Según los más viejos del lugar, en el siglo XX no se conocían ataques de lobos en este sitio", ha asegurado en un vídeo remitido a los medios de comunicación. Pendes se encuentra a 500 metros de altitud, cerca de la carretera nacional a Unquera, lo que hace que la cercanía de los lobos al núcleo urbano genere una mayor inquietud.
No estamos pidiendo su extinción, pero la situación es insostenible
Ganadero de Cillorigo de Liébana
El miedo a tener que abandonar la zona
El caso de Roberto no es único. Otros ganaderos de la zona han advertido que su ganado también está sufriendo ataques constantes y que, si la situación no cambia, no les quedará más remedio que "abandonar la zona". La desesperación ante la impotencia de ver cómo el lobo sigue atacando sin control es palpable. "No podemos seguir así", ha lamentado.
Más allá de la pérdida de los animales, los trámites para solicitar las ayudas tras un ataque no son suficientes para paliar el daño económico y emocional que supone criar al ganado y perderlo de esta manera. "Las ayudas no compensan el esfuerzo", ha señalado el ganadero.
Cantabria pide UN control más agresivo
Este caso se suma a la preocupación generalizada del sector en Cantabria, donde el Gobierno regional ha solicitado la eliminación de dos lobos que están causando estragos en Cayón y San Vicente de la Barquera.
Desde el sector ganadero insisten en que no piden la desaparición del lobo, sino un control que permita la convivencia entre la especie y la actividad ganadera. "No estamos pidiendo su extinción, pero la situación es insostenible", ha afirmado Roberto de la Vega.
Mientras tanto, los ganaderos cántabros siguen en alerta ante la posibilidad de nuevos ataques y con la incertidumbre de no saber cuándo podrán encontrar una solución que proteja tanto su modo de vida como el equilibrio en el ecosistema.