DANA mALAGA
“Mamá, siéntate y respira”:la lección de calma de una niña en medio de la tormenta que estaba inundando su casa
Cuando las lluvias torrenciales desbordaron las calles, Laura Ochoa trataba de proteger su casa y a sus hijas. A pesar de sus previsiones, la tormenta superó todas las barreras, dejando a Laura en una lucha contra el agua y el miedo. La llegada de los bomberos y el apoyo de su familia se volvieron claves en una jornada donde la naturaleza demostró toda su fuerza
Santander - Publicado el
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Todo comenzó con una alerta. Desde el martes, las autoridades habían advertido de fuertes lluvias en la región. Laura Ochoa, madre de dos niñas de tres y ocho años, escuchó las noticias, pero se preparó para lo que llegaba y estaba convencida de que su casa resistiría. Se había informado de qué pasos seguir y de como actuar ante esta situación y pensaba que todo iba a ser muy diferente. Pasó la noche preparando cada rincón, cubriendo muebles y asegurando puertas y ventanas, confiando en que todo iba a estar bajo control.
Al día siguiente, las primeras horas de la mañana parecían tranquilas. Laura se marchó a trabajar, dejando a las niñas bajo el cuidado de su madre. Sin embargo, cerca del mediodía, el teléfono sonó. Era su madre: “Laura, está entrando agua en casa”. Laura no lo dudo y cogió el coche, enfrentándose a un recorrido que parecía imposible. Las calles ya estaban colapsadas, el agua comenzaba a cubrir los túneles, y el cielo, implacable, seguía descargando agua sin piedad.
Cuando finalmente llegó a su casa, Laura vio la escena que nunca habría querido encontrar: el agua ya la había invadido. En medio del caos, mantas y toallas y todo aquello que tenía a mano, fue utilizado como barrera para el agua. “Todo lo que teníamos a mano lo utilizamos para absorber el agua que estaba en todas partes”, asegura Laura, quien reconoce que nunca había pensado que algo así la ocurriese a ella. "Por mucho que pienses que tienes todo controlado se puede descontrolar"
"tRANQUILA MAMÁ QUE ES SOLO MATERIAL"
Laura agotada, se puso a llorar y en ese momento, recibió el abrazo y las palabras de su hija mayor. La pequeña la miró a los ojos, sostuvo su mano y, con una tranquilidad sorprendente, le dijo: “Mamá, siéntate y respira. Todo esto es solo material”."Esas palabras me dieron fuerzas", confiesa Laura. "Mi hija, con solo ocho años, me enseñó a mirar la situación con otra perspectiva.
Subió a sus hijas a casa del vecino y durante horas lo intentó todo. El agua no cesaba, rebotaba en el sumidero, invadía el patio, la cocina, cada rincón. Justo cuando empezaba a creer que lo tenían controlado, otra tromba de agua azotó la zona y la situación empeoró. Para Laura, cada minuto era una prueba de resistencia y miedo. La situación parecía incontrolable. Sin embargo, con ayuda de los bomberos, trabajando sin parar y después de horas cuando la situación meteorológica mejoró, todo se calmó.
Una vez pasada la tormenta, Laura reflexiona: “Te das cuenta de que no importa cuán preparado estés. Somos vulnerables y la naturaleza tiene un poder que te deja sin respuestas, por más seguros y protegidos que creamos estar.” La familia, aún agotada, sigue recuperándose, limpiando cada rincón de su hogar y agradeciendo que, pese a todo, el daño fue menor en comparación con los desbordes de ríos y otras catástrofes que han vivido otras zonas de Málaga