Las marzas llenan de música este viernes las calles de Cantabria: "Por tradición"
Este ritual ancestral recorre muchas localidades de la región con más participación y actuaciones que en años anteriores
Santander - Publicado el
3 min lectura
Las marzas vuelven a sonar en Cantabria con la llegada de marzo. Esta tradición, que se remonta siglos atrás, se mantiene viva gracias al esfuerzo de coros, rondas y vecinos que, con faroles en alto, recorren las calles pidiendo licencia para cantar y dar la bienvenida a la primavera.
Uno de los grupos más emblemáticos es el Coro Ronda Altamira, que lleva 43 años entonando estas coplas. A pesar del paso del tiempo, las marzas han mantenido su esencia y siguen emocionando a quienes las escuchan.
Una tradición que evoluciona sin perder su esencia
El modelo tradicional ha cambiado en algunos aspectos, pero conserva sus raíces. Antiguamente, las marzas eran cantadas exclusivamente por mozos solteros, quienes recorrían los pueblos rondando a las jóvenes casaderas. Hoy en día, participan personas de todas las edades y, en algunos lugares, como en Galizano, las mujeres han pasado a formar parte activa de esta celebración.
A nivel musical, las marzas han mantenido su estructura original. Los coros y grupos marceros siguen interpretando las mismas coplas que sus antepasados, respetando las melodías y letras tradicionales sin apenas modificaciones. La vestimenta también ha permanecido fiel a la tradición, con blusones, chalecos, boinas, pañuelos, bastones y fajas.
Las marzas en Galizano, una celebración con historia
Las marzas de Galizano se han cantado generación tras generación, siempre en la última noche de febrero. La costumbre marcaba que los hombres del pueblo iban puerta por puerta, preguntando a los vecinos si preferían que cantaran o rezaran. En función de la respuesta, entonaban las marzas o recitaban una oración antes de despedirse.
Esta tradición se documenta desde hace décadas y el primer registro gráfico data de 1983, cuando un grupo de hombres fue grabado cantando en el portal de la iglesia. Sin embargo, en 2019, la tradición dio un giro con la incorporación de las mujeres, un cambio impulsado para garantizar la continuidad de la celebración.
El recibimiento fue positivo por parte del pueblo, aunque algunos vecinos mostraron cierta reticencia al principio. A pesar de ello, la participación femenina ha conseguido reforzar la tradición y asegurar que las marzas sigan formando parte de la identidad de Galizano.
Más actuaciones que nunca en Cantabria
El auge de las marzas en los últimos años ha llevado a un aumento en el número de actuaciones. Este año, el Coro Ronda Altamira estará presente en diferentes localidades de Cantabria, empezando el 28 de febrero en el Ayuntamiento de Santander. La programación se extiende durante varias semanas y recorre distintos municipios, como Santa Cruz de Bezana, Ajo y Villanueva de Villaescusa.
Además, otros grupos marceros de la región también participarán en eventos organizados por los ayuntamientos, que han mostrado un mayor interés en mantener viva esta tradición.
Un relevo generacional que asegura el futuro de las marzas
Las marzas han logrado captar la atención de las nuevas generaciones. En numerosos colegios de Cantabria, los niños y niñas participan en actividades relacionadas con esta tradición. En el caso del Coro Ronda Altamira, los alumnos del colegio Atalaya se sumarán a su actuación del 7 de marzo, junto a otras agrupaciones corales.
Declaradas Bien de Interés Cultural Inmaterial, las marzas son un símbolo de la identidad cántabra. Con cada nueva generación de marceros, esta tradición sigue asegurando su futuro y reforzando su importancia dentro del patrimonio cultural de la región.