CAZA
El sector de la caza claramente en contra de la Ley de Bienestar Animal por no ajustarse a la realidad
La actividad cinegética representa un 0,3% del PIB en nuestro país
Madrid - Publicado el
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La Península Ibérica presenta una gran variedad de hábitats naturales, siendo nuestro país el más importante de toda Europa en variedad de fauna y flora. En este entorno natural tan completo y variado, la práctica de la actividad cinegética ha tenido desde hace siglos una muy amplia aceptación, llegando a integrarse en nuestra propia historia, en nuestra cultura y en nuestras tradiciones. Hoy, además, España constituye un lugar de destino de un importante número de cazadores europeos, rusos, norteamericanos, canadienses y de otras nacionalidades, siendo uno de los destinos preferidos a nivel mundial.
El efecto económico directo, indirecto e inducido de la actividad cinegética en España es de más 6.475 M de € al año y crea 187.000 puestos de trabajo, según el primer informe Impacto Económico y Social de la Caza en España, elaborado por Deloitte para Fundación Artemisan.
Según el informe de Fundación Artemisan, la actividad cinegética contribuye directamente al mantenimiento y cuidado del medio ambiente gracias a que es una actividad clave para el control de sobrepoblaciones, así como de enfermedades animales, y la conservación de hábitats naturales. De hecho, la caza es reconocida por múltiples organismos internacionales (incluida la Comisión Europea) como un instrumento de gestión de la fauna silvestre y de los ecosistemas, por el impacto positivo que tiene tanto en las especies cinegéticas como en las que no lo son.
Estas y otras razones, como la ley de Bienestar animal que por ejemplo trata a todos los perros por igual, sean de compañía o de caza, o los hurones, con lo que no están de acuerdo.
Antonio Blázquez, vocal del comité ejecutivo provincial de ASAJA, que como miles de defensores de la actividad cinegética se daba cita en Madrid, participando en la gran manifestación del campo español, el pasado 20 de marzo, nos ha contado para COPE las cortapisas que cada vez hacen más difícil el mantenimiento de la actividad, que, como otras de aprovechamiento, ayudan a los agricultores a aumentar su renta. La regulación desde los despachos, en los que cada vez hay más adeptos por la tendencia ecologista-urbanita, asegura Blázquez, apuntando que lo que quieren es “que el campo sea como el de la prehistoria, con dinosaurios”.
La caza venía siendo en las décadas una actividad económica más del medio rural, pasando a ser una alternativa o al menos un importante complemento a los aprovechamientos agrícolas, ganaderos, forestales entre otros, que han ido cayendo en desuso, pero también en los últimos años, ha decaído, nos cuenta Antonio Blázquez.
La actividad en los terrenos cinegéticos se regula por una orden anual de caza que publican cada una de las Comunidades Autónomas y que presenta importantes diferencias entre ellas, si bien dentro de cada Autonomía las variaciones de los periodos hábiles de caza son pequeñas de un año para otro.
Es fundamental que se reduzcan al mínimo posible las trabas burocráticas que se imponen en la actualidad, tanto a los cazadores como a los propietarios de fincas o titulares de cotos de caza. Es necesario que se unifique la legislación que existe sobre la materia, evitando la situación actual de diversidad legislativa lo que provoca una clara inseguridad jurídica en el sector. Como cuestiones urgentes, debe establecerse una única licencia de caza válida para todo el territorio español y se debe tender a una uniformidad en la legislación de las Comunidades Autónomas que hoy tienen plenas competencias sobre la caza.
Actividades que se generan en torno a la caza
En torno a la caza hay un buen número de actividades productivas que suponen muchos puestos de trabajo, como son las granjas cinegéticas, piensos y otros productos, Jornadas en medio rural (guardería), rehalas, criaderos de perros de caza, armería, municiones, tiendas de deporte, Organizaciones de caza, licencias, seguros, guarniciones, cuero, taxidermistas, veterinarios. comercialización de productos cinegéticos, publicaciones (libros, revistas, medios de comunicación varios), técnicos-gestores de explotaciones cinegéticas, gestorías, además de hoteles, restaurantes, agencias de viajes, energía, transporte, inversiones en medio rural, conservación de espacios, viveros forestales, y tratamiento del entorno.