SEMANA SANTA

Albacete, Semana Santa y toros: una terna unida por la liturgia, el fervor y la pasión

Un artículo de Manuel Temes y Lorenzo del Rey con datos del archivo de José Vicente Temes “Josico”

Semana Santa y Toros

Redacción digital

Madrid - Publicado el

6 min lectura

La declaración de Interés Turístico Nacional de la Semana Santa de Albacete en 2017 vino a reconocer el tremendo esfuerzo realizado por toda una ciudad para lograr alcanzar tan alta distinción. Así, las 14 cofradías, sus 36 tallas, y los más de 8.000 cofrades que llenarán de sentir religioso las calles de nuestra ciudad en 27 procesiones, a lo largo y ancho de 10 días, vienen a recordarnos que, al igual que sucede con la Fiesta de los toros, la Semana Santa es del pueblo, y mientras siga teniendo el apoyo popular, difícilmente nadie se atreverá a ir contra las costumbres y tradiciones populares. Y pobre del que intente prohibirlas...

Entrando en corto y por derecho, no sólo en Albacete, también en el resto de España, los espectáculos taurinos están íntimamente ligados a las fiestas populares, por lo que las ferias de las capitales y los días grandes de los pueblos vienen marcados por el santoral católico. Pero seguramente es en la Semana Santa cuando la conexión entre toros y religión alcanza su sentido más profundo. Porque la tauromaquia también se sustenta sobre penitencia, sacrificio y actos de fe. Necesita vocación y profesa devoción. Cada tarde de toros es una ceremonia solemne a partir de liturgia ancestral, que se inicia en procesión y se termina mirando de frente a la muerte para poder alcanzar la gloria. Ramos, Gloria y Resurrección. Tres palabras, tres, que cobran su significado y sentir máximo en la tradición católica en una semana de Pasión donde el fervor religioso alcanza su apogeo y que, por similitud, como dijimos anteriormente, son el pan nuestro de cada día en las diversas jornadas taurinas.  

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Semana Santa Albacete y toros

Más allá del significado religioso para los cristianos -y por todo lo anterior, gracias a él-, el Domingo de Resurrección es también sinónimo de toros. Son infinidad las plazas donde está instaurada desde hace décadas la corrida del Domingo de Pascua. Y la de Sevilla es, junto a la Corrida de Beneficencia de Madrid, la fecha de la agenda taurina que mayores expectativas despierta en los aficionados desde que se anuncia meses atrás el cartel, copado siempre por tres de las máximas figuras del escalafón. Aunque Albacete ha sido cuna de grandísimos toreros, algunos de los cuales obtuvieron notables éxitos en la Maestranza sevillana, ninguno tuvo su chance en la corrida de Pascua. Si acaso los bureles alcaraceños de Daniel Ruiz, con la doble presencia de 2010 y 2011 que nos dejó un bravo toro de nombre "Melonero", desorejado por El Juli. En Madrid, donde también es tradicional el festejo del Domingo de Resurrección, pudo dejar Dámaso González leves pinceladas de su temple en 1992, ejerciendo de padrino de alternativa del diestro Mariano Jiménez; o Manuel Caballero, que en 1997 cortó una oreja de peso a un astado de Criado-Holgado. Además, tardes anodinas como la de Juan Montero en 1955, testigo de la confirmación de Calerito y sin suerte con el encierro. En cualquier caso, en el coso venteño se han prodigado más los nuestros en tardes de Domingo de Ramos, desde que Rodalito en 1922 lidiara una novillada de Palha en la que, por primera vez en Madrid, se habían de cubrir con lonas los caballos muertos en la plaza, dando un paso importante en la racionalización del tercio de varas. Esperemos que ahora, casi 100 años después, no comience una senda de agotar la vía cruenta de la Fiesta, quintaesencia vital de este rito milenario...

Siguiendo en la madrileña calle Alcalá, y pasando por las aperturas de temporada madrileña de Manuel Caballero en 1995 y 1996, o el Domingo de Ramos del año 2007, sin ir más lejos, cuando se presentaba una corrida "muy albaceteña", con el debut ganadero de Pedrés en la capital, y Manuel Amador y Antón Cortés compartiendo cartel. Finalmente no torearía este último y los animales resultaron desastrosos. Como también fue de ingrato recuerdo la corrida de Ramos de 1974, cuando la confirmación de alternativa de Antonio Rojas quedó truncada en el saludo capotero por un peligroso toro de Luciano Cobaleda. 

Sevilla y Madrid aparte, otras plazas importantes como Barcelona, Arles, Zaragoza y Murcia disfrutaron del toreo de maestros paisanos como Pedrés o Dámaso en tardes de Gloria. 

En la ciudad de Albacete nunca se instauró la costumbre de celebrar espectáculos taurinos en tiempos de Pascua, si bien en Hellín, el broche a su Semana Santa llegó durante algunas décadas con la corrida del Domingo de Resurrección, que se convirtió en un festejo de referencia. Figuras importantes de los 70, 80 y 90 pisaron el ruedo ilunense: Paquirri, Camino, Robles, Campuzano, Antoñete, Mora, Ponce, Joselito, Juli... acompañados de diestros albaceteños, liderados por Dámaso, como Rojas, Caballero o Rafael de la Viña. Fue una verdadera lástima el rumbo que esta corrida tomó después. 

En Tarazona de la Mancha se experimentó dando toros en el Domingo de Pascua de 1977, con un encierro de Laurentino Carrascosa para Dámaso, Curro Vázquez y Luis Francisco Esplá. A pesar de las ocho orejas y un rabo repartidas, la respuesta del público no fue suficiente para dar continuidad a la corrida en el tiempo.

La Semana Santa y la Fiesta tienen una clara vertiente solidaria de amor y ayuda al prójimo. Únicamente hay que echar un rápido vistazo al gran número de acciones caritativas que protagonizan la Junta de Cofradías en particular y el resto de Cofradías en general. Así, actividades como destinar parte de la recaudación del pregón de la Semana Santa a una causa benéfica, la “Caña solidaria” en Feria, recogidas de alimentos en Navidad, también de alimentos a favor de Cáritas, el Certamen Dolor Gloria, el Concierto de Santa Cecilia, el Certamen Olor a Incienso, el Certamen Águila y Palma, colaborar con alimentos a las familias del Pasico, entre otras, teniendo su eco y semejanza en festivales taurinos como el organizado a beneficio del “Cotolengo” o la corrida a beneficio de Asprona, donde se demuestra que la ciudad de Albacete y el resto de su provincia no dudan ni un instante a la hora de ayudar a quien más los necesite. 

La Semana Santa albacetense es un acto de Fe. Nadie ha sido capaz de explicar del todo qué es lo que lleva a los costaleros y nazarenos a emplear tanto tiempo, esfuerzo y dedicación no sólo durante tan señaladas fechas sino el resto del año. Sacrificio, pasión y una absoluta devoción son el motor que mueve a tantos fieles. Es el misterio que hace que un torero se vista de luces, que un costalero aguante tantos kilos sobre su nuca durante tantos ensayos y procesiones, que el nazareno se vista con una solemnidad inenarrable y guarde un silencio sepulcral durante la procesión. Quizás sea porque forma parte de su vida espiritual y eso, hoy día, hace que todavía quede esperanza. Feliz Semana Santa 2019.