Albacete se escribe con figuras, se acentúa con locales y se emborrona sin “torismo”

Una vez presentada la Feria de Albacete, es momento de ir más allá y profundizar en el trasfondo de un abono 2019 que cuenta con varios puntos fuertes: dobletes de El Juli, Roca Rey y Paco Ureña; la inclusión de varios nombres que interesan y mucho a la afición como son los de Román, Miranda y Pablo Aguado, sumando el regreso del hierro de Torrestrella.

Las debilidades, saltan a la vista: ausencia de una corrida torista en el abono (recordemos que en 2018 se incluyeron los nombres de Miura y La Quinta) y en su lugar únicamente se encuentran un toro de Victorino Martín y otro de La Quinta. Y la presencia local, muy numerosa, viene a convertir el abono 2019 en un serial de consumo interno y con poco efecto llamada de aficionados de otras provincias.

Esto es una realidad palpable: el incluir un amplio abanico de toreros locales con la justificación de que es la manera “de apoyar a los nuestros”, se convierte en un arma de doble filo porque, más que ser Albacete una plaza donde se refuerce su temporada, es más una casilla de salida de su año, lo que no es muy halagüeño de cara al futuro.

Por eso, la Feria de Albacete 2019 nace de un planteamiento muy conservador, sin apenas riesgos, y apostándolo todo a la baza comercial. Parece un abono hecho durmiéndose en los laureles y sin jugar la carta de intentar hacer un ciclo que se salga de la tónica habitual del resto de ferias. Se aseguran varias entradas donde se augura una gran afluencia de público pero se deja olvidado al aficionado que busca ese punto que hacía que Albacete luciese con luz propia.

Lástima que la empresa lataurinomanchega2 no haya aplicado la receta que mantuvo a nuestra plaza en lo más alto mientras los demás veían menguar su importancia y que hubiese logrado que un abono correcto se considerase de notable alto. ¿Huele a fin de ciclo? El tiempo, y el toro, dictarán sentencia.