Madrid - Publicado el - Actualizado
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El próximo martes 22 de noviembre a las 19:30h, en el Ateneo de Albacete, impulsada por Ganemos Albacete, tendrá lugar una charla-coloquio-debate sobre la Tauromaquia. Sí, Ganemos, esa formación política que promovió que Albacete fuese una ciudad libre de animales –lástima que sólo de cuatro patas- y que pretende suprimir la subvención que las instituciones locales conceden a la Escuela Taurina. Además, hablaron con desdén de las cifras de espectadores (140.000) que asistieron a espectáculos taurinos en la pasada Feria septembrina albacetense. Pues sí, ese mismo grupo político ha organizado un debate sobre la Tauromaquia.Echando un vistazo a vuelapluma del cartel anunciador, se observa que de los dos participantes que participarán en la mesa redonda, uno es Javier Navarro, presidente de la Fundación Alma Animal, y el otro es –se supone que representa la postura a favor de la Fiesta- Miguel Lucas, historiador y antropólogo. Hablo desde el escepticismo ya que no tengo referencias taurinas de su afición a los toros y hasta que no llegue el día de la charla, no tendremos clara su postura. Ahora bien, así, a bote pronto, disculpen que un servidor tenga la mosca detrás de la oreja, y que dude mucho acerca de la objetividad de un evento que más parece que vaya a ser el arrastre de la Fiesta que un debate sobre la misma.Pero a lo mejor se produce el milagro y tras varios minutos de intenso debate, a los gerifaltes de Ganemos les sucede como a Saulo, se caen de su caballo de ansia prohibitiva y luego también se desprenden de sus ojos la costra de antitaurinismo para erigirse en firmes defensores del Toreo. Es posible aunque poco probable, la verdad. Ahora bien, de lo que pueden estar seguros los organizadores de la mesa redonda y los participantes de la misma es que a las puertas de la entrada del Ateneo no habrá aficionados a los Toros con una pancarta en contra de lo que van a debatir ni tampoco con intención de prohibir ninguna de sus actividades. Y esa diferencia es a la vez pequeña y también abismal. Bendita paradoja.