Artículo de Lorenzo del Rey

Reflexiones prenavideñas

Imagen de la Escuela Taurina de Albacete.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Lo confieso: las musas me han abandonado en estas fechas prenavideñas. Será por la vorágine de vermuts, comidas y cenas que se avecinan, o porque las neuronas ya están en modo zambomba, pero cuando uno se pone delante de la blanquecina hoja de Word y tiene que rellenarla, ahora mismo, hay muchos temas pendientes y poca inspiración para concretar sobre uno de ellos en particular. Se podría comenzar con la temática local, más concretamente con la futura elección del profesor de la Escuela Taurina de Albacete. Y esa elección es clave y será crucial en el devenir de la Tauromaquia albaceteña. Y la cosa pinta turbia cuando uno piensa en los toreros manchegos que han salido de la cantera taurómaca y que ahora mismo ven frustradas sus expectativas. ¿Cuántos de esos diestros se encuentra en activo y, lo más complicado, están toreando y viéndose anunciados? Quizás aparte de lograr que un profesional de reconocido prestigio, mucha implicación y, como se dice, con afición, sea el futuro mentor de los noveles, los empresarios, todos, no deben dejar olvidadas las novilladas con picadores. El futuro, ya saben.Y no de futuro, pero sí están presentes las últimas palabras pronunciadas por Enrique Ponce en un vídeo que se ha hecho casi viral en el mundillo taurino en los últimos días. Que si pico, que si media muleta, que si echar al toro para fuera vaciando la embestida… Y, de nuevo, las trincheras vuelven a llenarse. La munición es la habitual, que si no te has puesto delante, que eso es el destoreo, que si es la poderosa técnica, y así hasta el fin de los tiempos. Si me preguntan por mi opinión, es sencilla: si se cita con el pico de la muleta pero se lleva toreado para rematar en la cadera, sería estéticamente mejorable pero válido en cuanto a términos de riesgo y emoción. Si se cita con el pico pero se despide hacia fuera el viaje del toro, entonces no se torea, se dan pases. Únicamente tendríamos un supuesto, y es el siguiente: si un toro de aviesas intenciones buscase el pecho del torero en lugar de seguir las telas, entonces lo adecuado sería usar el pico para quitárnoslo de encima ya que el toreo es hacer que toro vaya por donde no quiere ir. Ahora bien, una duda y reflexión final: ¿cuál es la proporción entre las ocasiones en que el pico se usa como ventaja, esto es, aumentar la distancia entre toro y torero, y en las que se usa para mayor gloria de la autenticidad al ceñirse más? Feliz Navidad y no tomen disgustos, hagan el favor.

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