OPINIÓN
Javier Cuenca y el síndrome de Menière
Dolores Carcelén, desde diariosanitario.com, reflexiona sobre la enfermedad que le obligó en junio de 2017 a dejar la alcaldía
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Extraído de Diario Sanitario (diariosanitario.com)
Los últimos meses de Javier Cuenca como alcalde de Albacete fueron una auténtica pesadilla. Vértigos, mareos, pitidos en los oídos e incluso pérdidas de conocimiento se colaron en la agenda política e institucional convirtiendo una responsabilidad que le apasionaba en un infierno. Además, pasaban las semanas y nadie daba con el diagnóstico. Como era alcalde, se le presuponían estrés y ansiedad, pero finalmente su diagnóstico fue el de enfermedad de Menière, con la que convive desde 2016. Se trata de una dolencia, en su caso del oído interno, crónica y sin cura, que acabaría en sordera.
Ha aprendido a convivir con la enfermedad, pero Javier Cuenca tiene que dormir con una radio desintonizada para que el ruido del aparato solape el del pitido de su oído izquierdo, un acúfeno permanente que, cuando debutó como paciente, no le dejaba conciliar el sueño.
Llegó un momento en el que los pitidos, la inestabilidad y la incapacidad para escuchar eran lo de menos, porque llegaron los vértigos y con ellos los vómitos constantes
En el momento del diagnóstico, cuando ya no era capaz prácticamente de mantenerse de pie, también le informaron de que, si bien mejoraría con el tiempo, la incapacidad temporal a la que se enfrentaba podía durar más de un año. Así, en junio de 2017, Javier Cuenca renunciaba a la Alcaldía de Albacete.
En la actualidad, la enfermedad de Menière sigue ahí, pero los síntomas se han atenuado y los brotes capaces de postrarlo en una cama son cada vez más espaciados y más breves. Sabe que los pitidos seguirán y acabará perdiendo el oído izquierdo. Aun así, si en junio de 2017 se hubiese encontrado como ahora, Javier Cuenca no habría renunciado a la Alcaldía. Eso sí, al mirar atrás y recordar el año en cama, considera que hizo lo correcto.