Elia planta cara con hechizos y un violín a su obligado confinamiento por la inmunodeficiencia de su padre
La pequeña, que vive en Campo de Criptana, estudia desde casa y solo sale de casa para sus clases de violín y para dar algún paseo
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Elia Sotolongo es una niña de nueve años que reside en Campo de Criptana y que ha permanecido confinada en casa desde el inicio de la pandemia por los problemas de inmunodeficiencia de su padre.
Así, Elia estudia desde casa y prácticamente no sale de ella salvo para asistir al conservatorio a sus clases de violín, que se han convertido en una de sus mayores aficiones, junto a los hechizos de Harry Potter y las historias que escribe, y para dar algunos paseos y "escalar montañas" por los alrededores de su pueblo.
Elia, que ha hablado con Europa Press sobre cómo está viviendo la experiencia de su confinamiento, asegura que está llevando bien las clases en el colegio, aunque echa de menos a sus amigos del cole y a los profesores porque, según dice, "estar en una videollamada no es lo mismo que estar con ellos".
Esta niña, que está cursando tercero de Primaria durante este curso, ha explicado que la primera diferencia que ve con respecto a asistir a las clases presenciales es que "no se puede ver todo a la vez". "En el colegio podía ver la pizarra digital y la de tizas al mismo tiempo, pero ahora solo puedes ver una a la vez", relata, añadiendo que, sin embargo, los exámenes son "más o menos igual". "Me lo imprimen en casa, lo hago y ya está", comenta.
En cambio, Elia sí sale de casa para ir al conservatorio a sus clases de violín, que ha empezado a este año y que no son las únicas en las que ha participado, ya que anteriormente también tocó el piano. Sin embargo, ella afirma que tiene "talento" con su actual instrumento y asegura que de mayor le gustaría dedicarse a la música.
Para esta niña de nueve años, su día a día habitual en este confinamiento más severo que el de la mayoría comienza con sus clases, pero después son las series que ve junto a sus padres y su ciudad de juguete quienes ocupan el tiempo libre, además de Harry Potter, con cuya varita (concretamente la de Hermione Granger), regalada por su cumpleaños, se dedica a practicar hechizos.
Sin embargo, durante este tiempo también ha descubierto su afición por la escritura y se ha convertido en una pequeña narradora. "Escribo historias que a veces me imagino por las noches o que se me ocurren sin pensar y que me gustaría que pasaran", comenta, aunque reconoce que tener superpoderes "no es muy posible".
Además, cuando puede salir de casa, cosa que hace a horas en las que no haya mucha gente por la calle, se dedica a escalar las "pequeñas montañas" que hay en el Camino de la Virgen del municipio, aunque se queja de que la nieve que trajo 'Filomena' le impedía coronar sus cimas preferidas.
ESTUDIA CON AUTORIZACIÓN DE LA CONSEJERÍA
El padre de Elia, Rey Sotolongo , nació con una inmunodeficiencia en unos linfocitos que le hace tener que tomar más precauciones aún ante la pandemia de coronavirus. Además, su tratamiento, que se fabrica en Cuba y que se inyecta cada dos años, no pudo venir a España el pasado año, cuando debía recibirlo, y por ello debe extremar las precauciones para evitar el contagio.
Por ello, los padres de Elia comenzaron los trámites para solicitar a la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de Castilla-La Mancha una autorización que permitiera a la niña escolarizarse en casa, algo que han conseguido tras "una batalla" en la que tuvieron que entregar "un montón de informes médicos" que recomendaban que Elia no acudiese a las clases presencialmente y que, también con la ayuda del colegio, han conseguido ganar.
Por ello Rey, fotógrafo de profesión, comenzó a realizar una selección de las fotos que para él mejor reflejaban el particular confinamiento de su hija y a publicarlas, con la idea también de hacer un libro.
Rey alaba que su hija ha asumido "gustosamente" el "sacrificio", como él mismo define, de tener que confinarse más estrictamente y por ello su intención es continuar haciendo fotos y continuar su proyecto hasta que la pandemia acabe.