La Fiscalía pide 3 años y medio para dos yihadistas detenidos en Bolaños de Calatrava
Fueron detenidos el 20 de mayo de 2020 en Bolaños de Calatrava
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Audiencia Nacional juzga este martes a dos presuntos yihadistas que fueron detenidos el 20 de mayo del año pasado en Bolaños de Calatrava (Ciudad Real).
La Fiscalía pide para cada uno tres años y medio de cárcel por autoadoctrinamiento yihadista, así como otros tres años de libertad vigilada.
De los dos acusados, Sidi Badr El Baqali, Baquia, de origen marroquí y que llegó a España de forma clandestina en 2017, sería el más radicalizado. Se le relaciona con el Estado Islámico y su detención se precipitó ante la posibilidad de que estuviese preparando un atentado en España.
Al otro, Abdelouahed Dahbani Ettamini, se le considera colaborador en sus tareas de adoctrinamiento.
Según el escrito de acusación del fiscal, El Baqali "cuando residía en Marruecos, asumió el rol de miembro del Dáesh poniendo en práctica la estrategia global del Estado Islámico, no sólo participando en la ciberactividad, sino desarrollando un papel adoctrinador en su grupo".
Dos condenados en Marruecos por yihadismo así lo corroboraron, al declarar que fueron captados por el investigado, del que dijeron además que tenía intención de realizar un ataque terrorista en España.
Los investigadores han constatado que, este acusado, a través de la aplicación de mensajería Conversations, con el nombre de usuario "espada cortante", pidió el 13 de mayo de 2020 ser agregado a la Fundación Electrónica Aafaq (Horizons), "un grupo cibernético que se alinea con el Estado Islámico" y "proporciona instrucciones a los yihadistas sobre cómo escapar de la vigilancia de las autoridades occidentales".
Cuando se instaló en Bolaños de Calatrava, prosigue el escrito, mantuvo contactos a través de su perfil de Facebook con Hassan Farhoud, detenido por su presunta participación en la batalla del aeropuerto Al Quait de Alepo (Siria) como miembro del Dáesh, así como con otros radicales.
A partir de 2019, comenzó a realizar labores de adoctrinamiento en la ideología Takfiri en su domicilio de Bolaños junto al otro acusado.
Ambos, indica el fiscal, realizaron "reuniones habituales en las que se refuerzan sus idearios yihadistas y su posicionamiento a favor de la organización terrorista Dáesh", tratando de captar a al menos otras dos personas, si bien "no hay constancia" de que éstas "aceptaran los propósitos criminales" del principal acusado.
En esas reuniones, siempre según el fiscal, se reproducía material audiovisual "de extrema gravedad, con escenas explícitas de ejecuciones de Dáesh empleando todo tipo de métodos, desde degollamientos hasta el uso de armas de fuego", así como sermones de llamamiento a la realización de la yihad, al martirio y unirse al Estado Islámico.