La Iglesia católica de Cuenca ha invertido más de 2.800.000 euros en ayuda a los más necesitados en 2018
Con ello, han hecho posible la tarea de sus misioneros en países con mayores necesidades y la ayuda a personas sin hogar, ancianos o desempleados
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Iglesia Diocesana de Cuenca durante el año 2018 invirtió 2.826.684 euros para hacer posible la tarea de sus misioneros en los países con mayores necesidades; ayudar a personas sin hogar, desempleados, ancianos, desfavorecidos, enfermos y labores humanitarias.
En concreto, el año pasado Cáritas Diocesana de Cuenca invirtió 2.467.710 € en los proyectos que lleva a cabo con personas sin hogar, personas sin empleo, acompañamiento a familias, ancianos, etc. Cantidad obtenida gracias a las subvenciones públicas, colectas en las parroquias y donativos. En la diócesis existen 24 Cáritas parroquiales, cuentan con 316 voluntarios y el año pasado atendieron a 4.153 personas.
Por otro lado la Iglesia Diocesana de Cuenca, para hacer posible la labor que realizan sus misioneros en otros países, recaudó 152.263 euros gracias a las Obras Misionales Pontificias. A través principalmente de la Infancia Misionera y del DOMUND.
Por su parte Manos Unidas consiguió 196.711 € para proyectos de desarrollo en los países más pobres gracias a la dedicación generosa de sus 40 voluntarios.
Además de las parroquias y de las Cáritas en la diócesis de Cuenca hay 27 asociaciones laicales, donde se reúnen fieles seglares para compartir su fe, y mejorar su formación, espiritualidad y testimonio cristiano en medio de la vida.
A los 2.826.684 euros hay que sumar en torno a un millón de euros que la Iglesia de Cuenca ha invertido para el cuidado y restauración de su patrimonio cultural. A ello hay que añadir el mantenimiento cotidiano de templos, ermitas, monasterios, etc. que los fieles realizan con sus donativos y aportaciones.
Todos estos datos muestran la labor callada, pero constante y comprometida, de la Iglesia Diocesana de Cuenca en medio de la sociedad en la que vive y a la que quiere servir desde el Evangelio.
Una inversión fundamental en una diócesis que pertenece a lo que se denomina la España despoblada o vaciada que en una década ha perdido prácticamente un 10% de su población.