Semana Santa, echando la vista atrás treinta años

Javier Caruda hace un recorrido por algunos de los hechos más relevantes de la Semana Santa de Cuenca de 1991

Semana Santa de Cuenca

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Tras la celebración del Cincuentenario de los desfiles procesionales organizado por la Junta de Cofradías en 1990, la comunidad nazarena se adentraba en la Semana Santa de 1991 con diversos problemas aún sin resolver. El desarrollo de la noche del Jueves Santo y los diversos incidentes ocurridos en los últimos años de la década de los ochenta había marcado la agenda nazarena (y casi institucional), volcándose todos los esfuerzos en expulsar a aquellos visitantes indeseados que alteraban, año sí y año también, la tranquilidad de la Cuenca nazarena.

Guillermo Martínez Fernández fue el artista que encarnó la imagen del Semana Santa conquense eligiendo una imagen del Cristo de los Espejos. Y por primera vez una mujer tuvo el honor de ser pregonera en la tarde-noche del Viernes de Dolores, recayendo ese honor en Julia Sarro. Este dato, junto a la noticia en la prensa local de la presencia de seis mujeres ostentando el cargo de hermano mayor, empieza a dar una justa medida del trato que en esta época se dispensaba a las mujeres. Varias fueron las novedades de aquel año. La esclavitud de Medinaceli estrenaba gualdrapas bordadas por Eva Gómez Román, el paso de “Jesús en el pretorio” dejaba de desfilar tras hacerlo cinco años en la tarde del silencio conquense, la Virgen de la Amargura estrenaba un puño de oro adornado con piedras preciosas o la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias se incorporaba desde la capilla conventual de las RR.MM Concepcionistas Franciscanas.

Semana Santa

Pero quizá la nota más reseñable de aquella Semana Santa de 1991 fue la suspensión del desfile del Perdón. La presencia de la lluvia a la hora de la salida, en aquel año las 20 h., obligó a poner en práctica el estatuto vigente que indicaba la prórroga en la salida hasta las 22 h.. Una vez rebasada esta hora podría unirse al desfile del Silencio, en la tarde blanca de Cuenca. Y así fue. Minutos después de las 22 h. se suspendía el desfile definitivamente pasándose a celebrar el miércoles santo. La prensa cifró entre siete y diez mil los participantes en lo que denominó El Día de Cuenca como “el más largo Silencio”. Las cifras fueron apabullantes: 2 kilómetros de procesión, 11 pasos procedentes de seis iglesias, 370 banceros, 400 músicos…y muchas ganas porque todo saliera bien, al menos de puertas para fuera. Seguro que la coordinación de algo tan grande tuvo que traer más de una discusión sobre esta organización propiciando, muy posiblemente, la revisión del acuerdo que facultaba la unión de ambos desfiles que fue suspendido años después.

Por el contrario la tarde de Paz y Caridad discurrió con total normalidad, incluyendo como novedad las nuevas andas del paso de Jesús caído y la Verónica. No obstante, media hora antes de la llegada de la procesión a la Catedral (hay que recordar que se hacía en sentido contrario al actual) se produjo una agresión a varios ciudadanos por parte de un grupo de gamberros que tuvieron que ser desalojados de las escaleras de la Catedral por los antidisturbios. Afortunadamente, aquellos tiempos ya han pasado.

Semana Santa

La celebración del Viernes Santo conquense da para mucho. Como novedades para este año de 1991 en la procesión “Camino del Calvario” se incluía el desfile de un grupo de romanos en el seno de la hermandad del Jesús Nazareno del Salvador. Las crónicas locales hablan de un desfile correcto pero lento, en el que el servicio de orden y las fuerzas de seguridad conseguían que la turba no invadiese el espacio entre hermandades. El caballo de batalla en el desfile de la madrugada, amén del comportamiento del habitual grupo de indeseables, giraba sobre el cumplimiento del horario. Queda como anécdota la invasión de una ambulancia entre la turba sorprendida durante la bajada de la procesión. El problema aludido del horario obligaba a las hermandades incluidas en el desfile “En el Calvario” a comenzar su desfile con dos horas de retraso aunque el titular indicaba bien a las claras que “Mereció la pena esperar”. La procesión del Santo Entierro daba por finalizado el Viernes Santo conquense con un espectacular silencio solamente roto por un par de voces ocasionales, prontamente callada por los espectadores.

Como decíamos antes, una de las grandes preocupaciones era el comportamiento de aquel grupo de degenerados que intentó destruir la semana santa conquense con una actitud agresiva que complicó durante muchos años el normal desarrollo de los desfiles procesionales. Y como de muestra vale un botón, la prensa local indicaba que remitían los “tradicionales” incidentes. Hagamos un breve resumen: cuatro vehículos robados, un robo en una gasolinera, noventa y siete armas blancas retiradas (puñales, navajas, hachas, cadenas…), lanzamiento de señales de tráfico contra los espectadores, alguna carga policial en las escaleras de la Catedral…Sí, ese era el panorama en 1991. Afirmemos pues aquello de que cualquier tiempo pasado fue peor.

La Diputación de Cuenca patrocina este contenido de la edición digital de La Voz de la Pasión