La lavanda, un sector en "triple crisis", que defiende su valor añadido
Los lavandicultores, afectados por la sequía, la crisis regulatoria y la de los mercados, reclaman que les llegue el valor añadido que genera su actividad
Guadalajara - Publicado el - Actualizado
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A tan solo diez días de que la floración de la lavanda llegue a su punto álgido, tiñendo de morado y azul los campos de los alrededores de Brihuega y Cogollor, la Asociación Nacional Interprofesional de Plantas Aromáticas y Medicinales, ANIPAM, reclaman que el valor añadido que genera su actividad para otros sectores también llegue a los lavandicultores.
"La producción de aceite esencial no atraviesa un buen momento económico", lamenta su presidente, Abelardo Carrillo, señalando que, aunque se alegran "mucho de los efectos de este boom de la lavanda redunden en favor de otros sectores, como la hostelería, el entretenimiento o el ocio", también reclaman que el agricultor "tenga su reconocimiento desde el punto de vista social económico".
Y es que, la belleza embriagora que destilan los cultivos de lavanda y lavandín encierra la realidad mucho menos glamurosa de este sector de producción y destilación, que atraviesa una "triple crisis".
En primer lugar, la falta de precipitaciones, con dos años consecutivos de sequía "estructural", que está afectando "sobre todo a las plantas que tienen más edad", ha puesto en jaque a los agricultores, aunque ciertamente "las lluvias de finales de mayo y principios de junio han paliado la situación y ha habido una floración razonable".
En segundo lugar, la crisis regulatoria, que empuja al sector de la lavandicultura a pedir "que la Unión Europea reconozca el carácter natural de la sustancia que producimos, porque es un producto que viene siendo probado desde hace 3.000 años", y, en tercer lugar, la crisis de los mercados, "porque llevamos tres años con los precios muy bajos; no conocemos cuál es el origen de esta situación, pero queremos que la opinión pública sepa que éste es un producto que se está pagando ahora mismo muy por debajo de sus costes".
Según Carrillo, Castilla-La Mancha produce "alrededor del 60% de la producción de aceite esencial de lavanda y de lavandín de toda España y, probablemente, la mitad de la producción regional procede de la zona de Brihuega y de Cogollor". Cifras que demuestran la importancia de estos cultivos, no solo "desde el punto de vista social, turístico o emblemático para la comarca", sino también "para la supervivencia de los agricultores, destiladores, lavandicultores, que han visto en esto una alternativa en el cultivo del cereal o del girasol".
Para finalizar, el presidente de ANIPAM pide "que las personas que disfruten de esos paisajes y de los actos que se organicen en ellos respeten los cultivos", basándose en que "acumulan mucho esfuerzo, mucho trabajo y no podemos hacer que solo sirva para las fotografías y que las personas que visitan nuestros campos acaben arrancando flores o teniendo comportamientos indebidos".