"Nuestros padres, amigos y hermanos financian este negocio criminal que permiten las leyes y el Estado"

La rumana Amelia Tiganus relata su pasado de prostitución en el "Día Internacional contra la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Cuando tenía 13 años, fue violada por cinco chicos a la salida del colegio en su país natal, Rumanía. Un suceso del que no recuerda más que se le paralizó el cuerpo y su mente entró en estado de shock. Las secuelas emocionales y psicológicas de la brutal agresión se dejaron pronto sentir, hasta el punto de obligarle a abandonar sus estudios y, por tanto, también su sueño de ser médico o profesora. Pero lo peor, es que ese sueño se truncó en pesadilla, en el momento en el que su estado de absoluta vulnerabilidad, falta de autoestima y estigmatización social le convirtieron en víctima fácil de una red de proxenetas:

"En ese momento en el que se me quebró la humanidad, se me robó cualquier oportunidad de ser considerada un ser humano; empiezas a creer que realmente no vales nada y es muy fácil que te capten y te digan que para lo único que sirves es para servir sexualmente a los hombres".

Amelia aún recuerda el olor a ambientador, la música a todo volumen y las luces rojas de neón que ambientaron los cinco largos años que ejerció la prostitución en más de cuarenta prostíbulos, desde que iniciase este infernal periplo vital en uno de Alicante: "el día a día era muy duro, en espacios asfixiantes, hacinadas, dormir en esos lugares donde los actos más atroces se convierten en tortura, por lo que muchas chicas han terminado asesinadas, suicidándose o viviendo en el silencio más absoluto, sintiendo culpa y vergüenza".

Por eso nuestra protagonista se siente afortunada, porque ha podido sobrevivir a la prostitución, aunque la liberación le llegase por el simple hecho de haber perdido la utilidad para el negocio, "cuando ya me habían anulado y colapsado física y psicológicamente y ya no podía cumplir con el papel de prostituta feliz, me desecharon, porque en la puerta había esperando ya otras tres chicas nuevas de 18 añitos".

Amelia Tiganus, ex-prostituta rumana

Es desde entonces, desde que resucitó a una vida digna y rodeada de afecto y comprensión, Amelia Tiganus no ha dudado en emplear su voz y alma en contar sin tapujos su pasado, para que otras muchas mujeres, casi siempre jóvenes migrantes, lo conviertan en su presente o su futuro y, por supuesto, para denunciar la responsabilidad criminal de proxenetas y prostituidores, pero también dar un aldabonazo de conciencia a la sociedad en general, "que mira para otro lado, ya que todo forma parte de un sistema que fabrica esta identidad de mujer prostituida y nos convierte en esclavas sexuales para los hombres, porque son nuestros padres, amigos y hermanos los que financian este negocio criminal que nos convierte en objetos de uso y abuso".

En el "Día Internacional contra la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual", Amelia Tiganus participa en las actividades de sensibilización organizadas por AIETI -Asociación de Investigación y Especialización sobre temas Iberoamericanos-, en colaboración con la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, el Instituto de la Mujer y el Ayuntamiento de Guadalajara. La cita se desarrollará de cinco a nueve de esta tarde, en la Biblioteca Pública de Guadalajara y contará también con la participación de la artista local Inma Haro que ofrecerá una performance titulada "Una historia como otra cualquiera" y la activista y cineasta Mabel Lozano, que coordinará un cine-forum sobre su trabajo "El proxeneta".