SINHOGARISMO

"De las calles a las letras: La historia de Pablo, quien tras más de 500 días sin techo logró escribir un libro y cambiar su vida"

Pablo decidió pedir ayuda y contactó con Cáritas para cambiar su situación. Hoy trabaja en una finca y ha encontrado una nueva oportunidad para reconstruir su vida.

Carmen Rodenas

Toledo - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

      
      
             
      

En España el número de personas sin hogar ha crecido, alrededor de 37.000 personas no tienen una vivienda. Cáritas ha acompañado en el ultimo año 2023 a más de 42.000 personas que no tienen un techo, sube un 7,2% con respecto a 2022. Dos de cada diez son mujeres y la mitad, de nacionalidad española. El próximo domingo, 27 de octubre, Cáritas celebra el Día Mundial de las Personas sin Hogar, este año con el lema “Caminemos juntos” .

En Castilla la Mancha, la tasa de pobreza se sitúa en un 31,7%. En la región han aumentado la pobreza, así lo señala el décimo cuarto informe 'El Estado de la Pobreza’.

DAR VOZ A PERSONAS INVISIBLES

La indiferencia de la gente. Este ha sido el peor sentimiento que puede recordar Pablo Sánchez Crespo, quien vivió un año y medio en la calle y al que ahora, la vida le ha cambiado 360 grados.

¿Cómo es vivir en la calle? ¿Cómo es eso de no tener todas las comodidades que cada día tenemos a mano? No tener dinero, tampoco agua, tampoco comida y un techo. Quien puede contestar a estas preguntas es Pablo, con su dura historia. Su empresa empezó a ir mal, fue deteriorándose poco a poco tanto física como mentalmente y de un día para otro, se vio sin un techo. No fueron uno o dos meses, sino más de 500 días viviendo situaciones como esta.

“Lo más complicado y lo que peor he llevado en mi vida es la invisibilidad que hacen las personas de nosotros. Recuerdo la situación de estar en un centro comercial de alimentación, estar esperando a que tiren comida, y tirárnosla como animales. Esa es una de las peores situaciones que yo he vivido en mi vida, la invisibilidad para las demás personas”.

Como el Quijote

Es Cáritas quien a través de varios programas ofrece la posibilidad de trabajar en reconducir esa vida. Pablo hacía una similitud de su estado en ese momento, con lo que pudo sufrir el Quijote. “Contacté con Cáritas en una noche de locura, un 27 de noviembre de 2013, ya no tenía tabaco, no tenía dinero, bueno, fatal... Y como el Quijote, ¿no? El Quijote que dentro de tanta locura, como yo aquella noche, me llevó a la razón y a decidir que tenía que salir de aquello”.

      
             
      

Pablo estaba 'tirado' por Toledo y decidió contactar con Cáritas, “para mí es todo, todo, todo. Yo les debo la vida. Cuando uno está en la calle, uno busca el sobrevivir, no busca ni piensa en nada, ni en hijos, ni en ropa, ni en nada. Pero cuando estás en Caritas, que lo primero que hacen es no juzgarte, te dan visibilidad como persona. Eso te hace de reflexionar y como todo lo básico, todo lo comida, bebida, ropa, lo tienes cubierto, empiezas a pensar y a decidir salir, como yo hice”.

Ayuntamiento de Daimiel

Pablo Sánchez Crespo

'Matices de: El Espejo de lo Moral'

Pablo se ha animado a escribir un libro donde guardar todas esas vivencias recogidas en unas cuantas páginas para que, podamos ponernos por unos momentos en la piel del que no tiene nada. “Escribí porque yo tenía que contar eso a la gente. Lo que yo estaba viviendo y lo que yo estaba sintiendo, tenía que contarlo a la gente de la calle, a la gente que estaba en la calle, a la gente que no está en la calle, a todo el mundo”.

Todo esto ocurrió en 2013, y cuando pudo salir del sinhogarismo decidió trabajar y dedicar el tiempo a sus amigos y familiares. Por eso han pasado años hasta publicar este libro, porque “decidí no hacer nada porque, ya tenemos muchos prejuicios, yo ya estaba bien”.

      
             
      

Pero un día su hija le dijo: 'Papá, has superado todo, hazlo'. Pablo no se lo pensó “Lo hice, hice un pequeño libro con todas esas vivencias y todo lo que yo sentí y todo lo que me ayudaron y todo eso está en un pequeño libro”.

Ahora Pablo vive en Ciudad Real donde encontró trabajo en una finca y ha encauzado su vida sin olvidar todos esos compañeros de la calle a los que cada vez que puede, ayuda.