El cierre de la central nuclear de Almaraz traería graves consecuencias para Talavera: "En juego más de 3.000 empleos"
El futuro cierre de la central nuclear de Almaraz, programado para 2027 y 2028, amenaza con generar un impacto devastador en localidades como Talavera de la Reina
Toledo - Publicado el
4 min lectura
El cierre de la central nuclear de Almaraz, ubicada en Cáceres, forma parte del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) diseñado por el Gobierno para avanzar hacia la descarbonización. Sin embargo, esta decisión ha generado preocupación y rechazo en las comunidades directamente afectadas. Jesús Camacho, trabajador de la central desde hace más de 30 años y residente en Talavera de la Reina, explica los motivos de esta inquietud.
"Somos los primeros y no han tenido en cuenta las guerras ni la pandemia. Creemos que estamos ante otro escenario y que se debería replantear esta decisión", afirma Camacho, aludiendo a la guerra en Ucrania y al aumento de los costes energéticos, que han evidenciado la importancia de contar con infraestructuras energéticas seguras y propias.
El cierre de la central no solo amenaza los más de 3.000 empleos directos que genera, sino que también afecta a Talavera de la Reina, un municipio clave en la economía regional y un importante proveedor de servicios para la central.
Talavera y su estrecha relación con Almaraz
Talavera de la Reina, situada a unos 80 kilómetros de Almaraz, no es solo el lugar de residencia de muchos trabajadores de la central. Según Camacho, esta ciudad también desempeña un papel crucial en el funcionamiento diario de la planta.
"Talavera da servicio a Almaraz en cuanto a empresas de ingeniería, mantenimiento, hospedaje y comercio."
Trabajador de la central nuclear de Almaraz
Además, el cierre de la central afectaría a otras localidades cercanas como Navalmoral de la Mata, que también dependen de Talavera para muchos servicios. Camacho subraya que el impacto será mucho mayor de lo que se estima, pues la pérdida de actividad económica se extenderá por toda la comarca, afectando a sectores como la hostelería, el transporte y el comercio local.
Un impacto más allá de lo local
El impacto del cierre de Almaraz no se limita a las consecuencias económicas regionales. Según un reciente informe, esta medida pondrá en riesgo la estabilidad del suministro eléctrico nacional. Actualmente, Almaraz aporta un 7% de la energía total que consume España, y su cierre obligará a incrementar el uso de ciclos combinados, dependientes del gas importado.
"La central de Almaraz es segura, eficiente y está posicionada como una de las mejores a nivel internacional. Cerrarla no solo supone perder empleo, sino también tecnología y conocimiento que han sido claves para nuestro país", insiste Camacho.
Este cambio también podría elevar las emisiones de CO₂, comprometiendo los objetivos climáticos. Según el trabajador, la energía nuclear es una aliada de las renovables porque las complementa, garantizando un suministro constante cuando las condiciones no permiten el uso de energía solar o eólica.
"Cerrar la central significará sustituir su producción con fuentes más contaminantes y más caras. Dependemos de otros países para el suministro de gas, lo que nos hace más vulnerables a los vaivenes del mercado internacional", añade.
Un rechazo cada vez más visible
El descontento por el cierre de Almaraz no se limita a los trabajadores. El sábado 18 de enero, se espera que unas 10.000 personas participen en una manifestación convocada por la plataforma "Sí Almaraz, Sí al Futuro". Este movimiento reúne a ciudadanos, trabajadores, empresarios y alcaldes de la región, unidos por una causa común: defender el futuro económico de la comarca.
"La manifestación no tiene signo político. Hemos logrado unir a personas del PSOE, del PP y de otras formaciones. Todos somos conscientes de lo que está en juego para la región y para nuestras familias", explica Camacho.
Entre las preocupaciones de los manifestantes destaca la falta de alternativas reales para reemplazar los empleos y la actividad económica que genera la central. "Se nos habla de proyectos como centros de datos o fábricas de baterías, pero estamos hablando de iniciativas que generarían 200 o 300 empleos, frente a los más de 3.000 que ahora dependen de Almaraz", denuncia el trabajador.
España, en contracorriente
Mientras España avanza con su plan de cierre de nucleares, otros países europeos están revirtiendo decisiones similares. Bélgica, por ejemplo, ha paralizado el calendario de clausura de sus centrales nucleares, mientras que Francia y Finlandia han optado por construir nuevas plantas para fortalecer su independencia energética.
"Si seguimos perdiendo centrales y tecnología, nos quedaremos atrás en Europa. Es urgente replantear esta política antes de que sea demasiado tarde", concluye Camacho.
La incertidumbre sobre el futuro de la comarca y de la industria nuclear en España sigue creciendo. Mientras tanto, trabajadores como Jesús insisten en que "no queremos sacrificar el futuro de nuestras familias ni el de una provincia de más de 100.000 personas."