Los ladrones no se apiadan del descanso eterno y roban crucifijos en Toledo: "10.000€ de recompensa"

Masiva oleada de robos en los cementerios de varios pueblos de Toledo. El ojo del ladrón se ha centrado en los crucifijos de latón y bronce, con más de 500 ejemplares ya sustraídos

Carmen Rodenas

Toledo - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

La oleada de robos en cementerios de la provincia de Toledo no cesa y además tiene a los municipios preocupados. Los ladrones de tumbas no se apiadan ni del descanso eterno de los que ya no están entre nosotros.

Han sido varias localidades; Lucillos, Cebolla, Lagartera, Gamonal, Torrijos, Bargas y el último en ser profanado ha sido Los Yébenes. Si la pasada semana, en el camposanto de Torrijos se llevaban 134 crucifijos y, del sábado al domingo, se han llevado en Bargas en torno a 150 crucifijos, ahora como te contamos le ha tocado a Los Yébenes donde se han llevado incluso un busto de grandes dimensiones dedicado al fallecido Juan Garoz Pedraza, un conocido empresario taxidermista que se hizo famoso en la localidad y en la comarca.

Recompensa: 10.000 euros

La familia Garoz ha pedido colaboración a través de las redes sociales, denunciando que han sido cerca de "400 tumbas las afectadas y ha pedido que si alguien ve en alguna chatarrería el busto de su abuelo, pagaría hasta 10.000 euros de recompensa para poder recuperarlo".

La familia no comprende esta injusticia y "no se puede caer más bajo, una pena que esté pasando esto en el siglo XXI". Desde el Consistorio de Los Yébenes, un municipio de casi 6.000 habitantes, su alcalde Jesús Pérez, están viviendo con "una indignación y una impotencia terrible, que un pueblo habitualmente tranquilo, no habíamos sufrido ningún acto de este tipo, de este vandalismo y menos en el cementerio". Tienen entre 150 o 200 sepulturas afectadas, entre ellas, está el busto de Juan Garoz, "una familia muy conocida y algún objeto más curioso, como un volante de un camión, de un camionero que falleció recientemente también, pero la mayoría de los objetos que se han llevado han sido fundamentalmente crucifijos. Todo lo que sea material se puede subsanar. El problema es que el daño moral no se puede compensar de ninguna manera".

Adelantaba que "no habíamos puesto cámaras en el cementerio porque nunca hemos sufrido ningún acto de este tipo. Lo que sí puedo asegurar, aunque sea posterior y después de haber sufrido este daño moral fundamentalmente, pues es que ya estamos desde ayer con ello para ampliar la red de cámaras que tenemos en todo el municipio, pues ampliarla también al cementerio.

En Bargas, 163 sepulturas

El alcalde de Bargas, Marco Antonio nos contaba que "los hechos ocurrieron la madrugada del sábado al domingo, y enseguida se trasladaron los hechos a la Guardia Civil, que se presentó a primera hora de la mañana y se han abierto todas las diligencias oportunas". Hasta el momento se han notificado que hay 163 sepulturas afectadas y según su alcalde están trabajando en el visionado de cámaras de vigilancia que están en la entrada del polígono "la Guardia Civil investigando si hay la posibilidad de que por ahí podamos cogerlos o cazarlos o tener alguna alguna nueva noticia de este daño tan desagradable".

El valor del bronce

El objetivo de los ladrones han sido los adornos de más valor, mayormente crucifijos pero, ¿porqué?

Casualmente el bronce es uno de los segundos metales que más vale en el tema de la chatarrería, ahí es donde van a parar todos estos crucifijos para así obtener dinero ya que cada kilo de bronce se puede pagar en torno a los 5 o 6 euros fácilmente. Hemos hablado con Recuperaciones Alcázar, en la localidad ciudadrealeña de Alcázar de San Juan y nos explicaban que el bronce es tan caro porque hay pocas fundiciones. El proceso es que "lo que hacemos es comprar bronce, compramos mucha viruta de bronce de los torneros. Y también pues desmontamos de bombas de vino vieja, que de ahí también sale mucho bronce, lo que hacemos es limpiarlo, quitarle los tornillos, quitarle cualquier cosa para venderlo en fundiciones".

Además añadçia que en "nuestras instalaciones no me puede entrar nadie un crucifijo, a no ser que realmente se vea que está roto y deteriorado, a no ser que venga una empresa de mármoles, una empresa que se dedica a eso, y ellos no verifiquen que es suyo. Pero yo no puedo comprar un crucifijo a una persona que me venga, vamos, es que ni se me ocurriría".