Madrid - Publicado el - Actualizado
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Despedimos un año difícil por la pandemia, en el que los esfuerzos de muchas organizaciones han tenido que multiplicarse por mil. Es el caso de Cáritas Diocesana, que desde el minuto uno de la crisis se ha volcado con los que más lo han necesitado.
En declaraciones a Cope, el delegado de Cáritas en Ávila, Antonio Luís Nicolás Marín, ha reconocido que han sido muchas las familias que “aunque nunca antes se hubieran planteado esta necesidad que se han visto obligadas a recurrir Cáritas para hacer frente a su situación”.
En este 2020 Caritás está atendiendo una media de 180 familias, cuando en años anteriores esta media era de unas 60. En el caso de trasehuntes y personas sin techo, la cifra ha crecido a 850 personas, cuando lo habitual antes de la pandemia eran 350 personas.
El delegado de Cáritas ha explicado que la pandemia les ha hecho “reinventarse” ante la demanda de necesidades, en programas como el de empleo, para dar formación en atención a mayores o residencias. También en el programa de personas sin hogar y en el comedor social, donde han ampliado los servicios “para nadie se quedara sin comer”.