Descubren en Atapuerca una lasca de cuarzo que confirma la presencia humana hace más de 1,3 millones de años
También se ha hallado la mandíbula del rinoceronte cuyo cráneo se encontró en 1991 y que está actualmente expuesto en el Museo de la Evolución Humana
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Una pequeña lasca de cuarzo recuperada en el nivel 7 de Sima del Elefante durante la campaña anual de excavación que se ha desarrollado este mes en la Sierra de Atapuerca avanza la cronología de la llegada a este lugar de las primeras poblaciones europeas, que se remonta a hace 1,4 millones de años, un período con escasez de evidencias de ocupación humana en Europa.
Esto, junto con el descubrimiento de industria lítica en el nivel TD8 de Gran Dolina de hace 700.000 años, avala la presencia humana continuada en la Sierra durante los últimos 1,4 millones de años, algo excepcional en el continente, como han destacado este lunes los directores de los yacimientos en una rueda de prensa.
En 2008 en el yacimiento de la Sima del Elefante se recuperó un fragmento de mandíbula datado en 1,3 millones de años, que es el resto óseo humano más antiguo documentado en la Sierra de Atapuerca y que fue catalogado como Homo sp, es decir, indeterminado, y más recientemente, en 2013, se descubrió una pequeña herramienta lítica fechada en torno al 1,4 millones de años.
Por otro lado, también en el nivel 7 de la Sima del Elefante, se han recuperado restos óseos de diferentes taxones, entre los que predominan los de suido y tortuga, que refuerzan la interpretación que el Equipo de Investigación de Atapuerca había planteado anteriormente, según la cual las condiciones ambientales del lugar hace más de un millón de años eran más templadas y húmedas que en la actualidad.
En la unidad TD4 de Gran Dolina se han encontrado numerosos restos óseos de especies que habitaron Europa hace 900.000 años, como es el caso de una cadera y una mandíbula de rinoceronte de la especie Stephanorhinus etruscus en extraordinario estado de conservación, que coincide y encaja con el cráneo de rinoceronte que se recuperó en 1991, cuando la dirección del proyecto estaba todavía a cargo del Profesor Emiliano Aguirre.
Además, se ha recuperado en esta misma unidad una lasca de sílex neógeno, acompañando a una buena representación de fósiles de osos, grandes bóvidos, caballos y ciervos que evidencia que hace 900.000 años estaban acostumbrados a vivir entre grandes animales.
Respecto al nivel TD8 de Gran Dolina, cuya intervención se inició durante la campaña pasada y que permitió cubrir un vacío de evidencia humana en Europa datada en 700.000 años, se ha podido ampliar la colección de herramientas, así como restos de fauna que permitirán en un futuro estudiar la época y el entorno de la Sierra de Atapuerca.
En Cueva Fantasma destaca gran aparición de industria lítica que se ha registrado en comparación con campañas anteriores, entre ellas varias raederas de excelente factura, una lasca de sílex con marcas de uso de alrededor de 70.000 años.
En cuanto a la fauna, se han recopilado un gran número de huesos, en forma de grandes acumulaciones, siendo el caballo la especie mejor representada, con restos pertenecientes a todas las partes del esqueleto, así como partes de un ciervo y un gran bóvido.
En Galería, la industria típica del Achelense -bifaces-, que sigue apareciendo en la rica unidad GIIIa, con 260.000 años de antigüedad, donde se han encontrado más de 1.500 restos que facilitan conocer el pleno funcionamiento de la cavidad como lugar de obtención de recursos cárnicos por parte de los grupos humanos del Pleistoceno medio de la Sierra de Atapuerca, es decir, preneandertales.
Destaca la variedad de materias primas utilizadas, desde sílex neógeno y cretácico hasta areniscas y cuarcitas y se compone de pequeñas lascas e instrumentos retocados de gran tamaño.
En la cueva de El Mirador los hallazgos realizados siguen aportando información relevante sobre la importancia de las prácticas ganaderas y la cultura de las primeras comunidades pastoriles y agricultoras que colonizaron estas tierras durante el Neolítico.
Se han podido documentar episodios de combustión de una antigüedad de unos 6.000 años, relacionados con la quema del estiércol de los rebaños que se guardaban en la cueva, práctica destinada a reducir el volumen de los residuos y a eliminar parásitos.
También se han encontrado restos de fetos y neonatos de ovejas y cabras recuperados en esta zona, lo que, junto a la elevada presencia de progesterona detectada en el estiércol a través de estudios de química analítica, hace pensar que se trataba del lugar donde se guardaban las hembras durante la fase final de la gestación y a las crías con sus madres en los primeros días de vida.
En otro sector de la cavidad, de unos 6.700 años de antigüedad, se han obtenido numerosos restos de cultura material, siendo el caso de diversos ornamentos, entre los que destacan colgantes realizados con caninos de ciervo perforados, y nuevos fragmentos de brazaletes de mármol, que se suman a los recuperados durante la campaña de 2019.
Se trata de restos raros, especialmente los brazaletes pues este tipo de ornamentos de mármol se sitúan en Andalucía y Levante y que probablemente se trate de un elemento de prestigio que llegó a Burgos a través de redes de intercambio.
En esta edición de 2021 han participado un total de 180 personas que han trabajado en los diferentes yacimientos abiertos hasta el momento en la Sierra de Atapuerca, recuperando prácticamente el ritmo normal de excavaciones antes de la pandemia.