Restauran un ejemplar del Libro de Conjuros de Pedro Ximénez, de la localidad burgalesa de Villegas

El Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Castilla y León recupera este ejemplar del siglo XVIII

Ejemplar restaurado del Libro de Conjuros de Pedro Ximénez, de la localidad burgalesa de Villegas

Agencia ICAL

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El director general de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León, Gumersindo Bueno, se desplazó hoy hasta la localidad burgalesa de Villegas para hacer entrega a su alcalde, José Antonio Ramos, del Libro de los Conjuros de Pedro Ximénez, un volumen del siglo XVIII cuya restauración ha llevado a cabo el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura y Turismo. Este “librito” forma parte los bienes muebles del ‘Conjuradero’ de la localidad de Villegas y se guarda dentro de la arqueta y a la derecha del viril. Era utilizado por los sacerdotes para proteger los campos de cultivo frente a las amenazas de las tormentas, granizadas o las plagas de langosta.

Se trata de un libro de mano en formato in-octavo (14´5 x 10 cm) impreso en latín sobre papel verjurado y encuadernado con un fragmento de pergamino procedente de una hoja de cantoral. La portada tipográfica del libro, en lengua castellana, consta además del título y apellido del autor, la temática del contenido “contra todas tempestades De Truenos, Granizos, Rayos, y contra las Langostas.…” y como dato curioso indica donde se podía adquirir el impreso “Se hallará en Burgos en la Librería de Felipe Zuazo, Plazuela del Arzobispo”.

Sin embargo, a diferencia de otros ejemplares conocidos, no consta reseña del impresor o editor, bien con escudo o marca tipográfica presentes en otras ediciones que aportan la información del origen del impreso así como el año exacto de producción.

Ejemplar restaurado del Libro de Conjuros de Pedro Ximénez, de la localidad burgalesa de Villegas

Ejemplar restaurado del Libro de Conjuros de Pedro Ximénez, de la localidad burgalesa de Villegas

El estado de conservación que presentaba indicaba su uso, que muchas manos lo habían tocado dejando sus huellas dactilares en las hojas y para leerlo, en ocasiones, debieron ayudarse de velas, cuyas pequeñas gotas derramadas sobre el papel, aún permanecían en estado sólido y oxidado. El polvo y la suciedad del tiempo, quedaron retenidos entre dobleces del soporte y el interior del lomo. La humedad ambiental, también llegó a penetrar en el libro dejando su impronta mediante pronunciados cercos. Y la acción de especies bibliófagas, con manchas irreversibles de los hongos, y residuos y pérdidas del papel provocadas por larvas haciendo galerías en las hojas.

A pesar de todo, la estructura interna del libro, se mantenía unida por una costura fuertemente apretada que a su vez sujetaba la cubierta de pergamino, afectándole los cambios ambientales, la suciedad, la manipulación, los insectos, circunstancias a las que tiene que enfrentarse una encuadernación, pues para eso fue concebida, protegiendo el cuerpo del libro.

Trabajos realizados

La intervención realizada se estableció en base a la metodología científica que se desarrolla en el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, desde una perspectiva multidisciplinar, mediante estudios previos para el conocimiento de sus materiales constitutivos, análisis de alteraciones y patologías. El objetivo de la restauración ha sido la recuperación de los valores físicos y funcionales para garantizar su permanencia, durabilidad y salvaguardar el contenido documental e histórico, siguió un criterio de conservación integral de todos los elementos originales para devolver al libro su funcionalidad perdida.

Establecidas las pautas de actuación, se desmontó la costura, separando el cuerpo del libro de la cubierta de pergamino. Se realizaron labores de limpieza e hidratación de las hojas de manera individual y posteriormente la reintegración de zonas perdidas mediante injertos con procedimientos mecánicos. El pergamino reutilizado para su encuadernación, precisó de limpiezas e hidratación y también fue necesario realizar injertos para reconstruir las zonas perdidas, en este caso de forma manual con pergamino nuevo. Finalmente se confeccionó a medida un estuche de protección con materiales neutros de conservación.