Madrid - Publicado el - Actualizado
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Noche de momentos.
Despedir el Festival no es tarea fácil cuando se ha hecho un trabajo magnifico remando contra viento y marea.
El Comité de Folklore, con todo su engranaje desde sus dirigentes hasta el último voluntario demostraron que el Festival es una realidad que llena la tercera semana de Julio de cultura, arte, baile y música en un alarde de esfuerzo.
Noche de momentos como los que nos ofrecieron en general todos los grupos invitados, con un toque de nostalgia. Una postal de despedida para dejar el sello de lo que son y sus propuestas de folklore. Lo importante anoche no fue lo que se bailaba sino los como y sobre todo los por qué…
Hasta que llegó Estampas Burgalesas que fue la representación de Burgos en la clausura y, junto a otras piezas de su repertorio finalizó con una memorable Jota, “Mi pueblo”, que puso de manifiesto que la presencia de nuestro folklore en este Festival no es un mero acompañamiento para completar un programa, sino el hilo conductor de noches de arte y baile en el corazón de la ciudad.
Noche de momentos.
No es usual ver a una pareja de cada uno de los grupos bailar una coreografía compuesta para la ocasión. Es la imagen de la esencia del folklore, no solo interpretación sino intercambio cultural, hermanamiento de pueblos, convivencia sencilla de artistas. Una imagen para el recuerdo…
Noche de momentos que provocó el asombro cuando la orquesta del grupo de Nueva Orleans interpretó el Himno a Burgos adaptado al ritmo de Jazz. Una pieza para el museo musical del Festival. Un regalo . La calidad de la música de Rafael Calleja y la soberbia interpretación de los de Luisiana pusieron muy alto el listón de la despedida de esta cita imprescindible, necesitada de patrocinio estable y apoyo institucional sin fisuras, para seguir proyectando Burgos al mundo.
Lo dice la letra de nuestro himno, con el que finalizó el Festival: “aprendamos todos juntos, a cantar a nuestra tierra…” Pues hagámoslo posible con sentido común, con servicio a la ciudad y la unidad de criterio necesaria.
Solo así podremos volver a decir, un año más: ¡bien bailao!