Un pastor burgalés para Mondoñedo-Ferrol

Mensaje del arzobispo de Burgos, don Mario Iceta Gavicagogeascoa, para el domingo 29 de septiembre de 2021

El papa nombra al vicario general de Burgos, Fernando García Cadiñanos, obispo de Mondoñedo-Ferrol

Redacción COPE Burgos

Burgos - Publicado el

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Queridos hermanos y hermanas:

«El temor, el temblor y la alegri?a son las tres caracteri?sticas que afloran en mi corazo?n», confesaba Don Fernando Garci?a Cadin?anos, quien ha sido vicario general de nuestra archidio?cesis, al enterarse de su nombramiento como obispo de Mondon?edo-Ferrol, de manos del Papa Francisco.

El obispo electo recibira? la ordenacio?n episcopal el 4 de septiembre en la catedral de Mondon?edo, iniciando su nuevo ministerio en la dio?cesis. El di?a siguiente, en la concatedral de Ferrol, celebrara? nuevamente la Eucaristi?a. La ordenacio?n sera? un momento, sin duda, emocionante para todos los que hemos tenido la gracia de trabajar junto a e?l.

Este nuevo regalo que nos concede el Papa en el An?o Jubilar que venimos celebrando supone una alegri?a inmensa para la archidio?cesis. Dios, que se vuelca cada di?a por sembrar paz en cada segundo de nuestra vida, nos regala una nueva oportunidad para amar y servir, en todo y para todo, al Amor verdadero; ese que, como deci?a fray Luis de Leo?n, «no espera a ser invitado, antes E?l se invita y se ofrece primero».

Ciertamente, como revelaba emocionado el propio Fernando al recibir la noticia, «Dios siempre elige la debilidad para mostrar mejor su misericordia». Porque el obispo es, ante todo, servidor: un humilde servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza de un mundo herido. Y este es el mandato principal del sucesor de los apo?stoles y gui?a de la Iglesia en nombre de Cristo.

Jesu?s nos acerca a la mirada de Dios y a la ternura vivificante del Buen Pastor para ser sacramentos de Su bondad. Y es ahi?, desde cada gesto, cada palabra y cada accio?n que hacen palpable esta cercani?a que brota del ministerio, desde donde hemos de vivir esta llamada.

«Solo al estar con Jesu?s somos preservados de la presuncio?n pelagiana de que el bien deriva de nuestra habilidad», exponi?a el Papa Francisco a los obispos ordenados en 2019 en el Vaticano, que participaban en el curso organizado por las congregaciones para los obispos y las Iglesias Orientales en el Vaticano. Realmente, solo al quedarse con Jesu?s «la profunda paz que nuestros hermanos y hermanas buscan de nosotros llega a nuestros corazones».

Y para llevar a cabo esta tarea de servicio episcopal que cargamos sobre nuestros hombros, que? importante es cultivar la intimidad con el Sen?or… Hemos de hacerlo en tiempos de cosecha y en e?pocas de aridez, con la oracio?n, con la donacio?n callada, con esa escucha habitada que arriba del corazo?n de tantos rostros heridos y sufrientes. Siendo hogar y casa, siendo luz y ardor, siendo ofrenda y regalo. Con Cristo en cada espera de nuestra respiracio?n, con Quien es «la Palabra que esta? junto a Dios y es Dios, imagen de Dios invisible, primoge?nito de toda la creacio?n» (Col 1, 15).

Y lo hacemos confiados a la misericordia infinita de Mari?a Santi?sima, Aquella que lleva el consuelo, la fidelidad y la compasio?n a cualquier rinco?n del mundo donde haga falta la ternura. Ella, que –siendo la Madre de Dios– se hizo humilde cuidando maternalmente y acompan?ando tan de cerca de su Hijo Amado, nos muestra el camino del amor.

Que la vida que Dios pone en nuestras fra?giles manos para servir sin condicio?n desde nuestro ministerio, se haga –in aeternum– camino, vida y verdad: en el anillo que recuerda al amor esponsal que Cristo tiene por su Iglesia, en la cruz pectoral que pende de nuestros hombros y encarna la manifestacio?n externa de la consagracio?n a Cristo y a su Iglesia, en la mitra que, forjada del brillo de la pureza ma?s inmaculada, simboliza el don del Espi?ritu, y en el ba?culo que, como emblema del oficio del Buen Pastor, representa el pastoreo que hemos de ejercer para bien de los fieles.

Seamos anuncio, entrega, fidelidad y esponsalidad a imagen y semejanza del Buen Pastor; y haga?moslo con delicadeza, paciencia y respeto, siendo conscientes de que «es mejor sufrir haciendo el bien, si esa es la voluntad de Dios» (1 Pe 3, 16-17). Solo asi?, siendo testimonios de consuelo, podra?n reconocernos –in persona Christi– en el maravilloso milagro eucari?stico de la fraccio?n del pan. Encomendamos vivamente a don Fernando en el inicio del ministerio y lo acompan?amos con nuestro afecto y oracio?n.

De corazo?n, con la bendicio?n de Dios.

Arzobispo de Burgos