Una parroquia de Burgos, lanzadera de ayuda humanitaria hacia Ucrania
Los salones de Nuestra Señora del Rosario se abren cada tarde para recibir materiales con los que varios ucranianos desean ayudar en la contienda que vive su país de origen
Madrid - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Partió de Lviv hace quince años y llegó a Burgos hace nueve, tras haber residido poco más de un lustro en Málaga. Oksana Belbas es una inmigrante procedente de Ucrania que ha echado raíces en la ciudad. Se casó con un burgalés, tiene dos hijas de nacionalidad española y trabaja como auxiliar de enfermería en la residencia para personas mayores de Cortes. Aturdida por las noticias que llegan de su país de origen, ha decido ponerse manos a la obra y recolectar cualquier tipo de material que ayude a sus compatriotas a hacer frente a la invasión rusa que viven desde hace días y que se recrudece por instantes.
Solicitó apoyo al sacerdote de su parroquia, Rafael Pérez, quien no dudó en prestarle los salones de Nuestra Señora del Rosario como plataforma de recogida de alimentos, medicinas y cualquier tipo de material que pueda ayudar en la contienda. «Da igual lo que traigan, aunque desde la frontera de Ucrania con Polonia –donde trabaja como voluntario un primo suyo– nos piden especialmente medicamentos, sobre todo antibióticos, sacos de dormir, calcetines de invierno, mantas, sábanas, linternas o cascos». También reciben pañales, comidas enlatadas y alimentos no perecederos y hasta juguetes para niños.
De manera improvisada y sin saber muy bien cómo harán llegar todavía hasta Ucrania el material donado, Oksana prefiere recoger especies que dinero, consciente de que será más fácil y rápido su envío. Están en contacto ya con una empresa de transportes con sede en León que fleta autobuses todos los días hasta Ucrania, así como otra compañía de Málaga, con el fin de poder enviar las donaciones que llegan diariamente a la parroquia.
Cada tarde, un grupo de voluntarios recibe los víveres que aportan vecinos, otros compatriotas ucranianos e incluso «rusos que también están ayudando a mi pueblo con la entrega de cajas», detalla Oksana. «Poco a poco organizaremos lo que traigan, repartiremos los objetos en cajas, lo empaquetaremos bien y decidiremos qué enviamos primero».
Belbas, que no tiene familia directa en el país –«solo tengo primos lejanos y algunos amigos; mis padres fallecieron hace tiempo»– observa con preocupación el conflicto bélico provocado por Rusia y, por iniciativa particular, decidió «hacer algo, aunque sea poca cosa» en favor de su pueblo. Poco a poco ha ido conociendo otros vecinos ucranianos residentes en Burgos y está notando la solidaridad y el respaldo de los burgaleses, «que están con nosotros en esto».
Ante la respuesta solidaria, la parroquia está abierta para acoger material cada día de 17:00 a 20:00 horas y los sábados de 10:00 a 13:00 horas.