Con Manos Unidas siempre en el corazo?n
Mensaje del arzobispo de Burgos, don Mario Iceta Gavicagogeascoa, para el domingo 13 de febrero de 2022
Madrid - Publicado el
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Queridos hermanos y hermanas:
Quien ama de verdad, «no busca su propio intere?s» y «no tiene en cuenta el mal recibido». Quien esta? dispuesto a poner su vida en juego por amor, «todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta» (1 Corintios 13, 4-7).
Hoy, con el deseo de colmar de caridad tanto abrazo vaci?o, celebramos la 63ª Campan?a Contra el Hambre de Manos Unidas. Y anhelo, en esta jornada nacional, que nadie quede atra?s y que seamos semillas de fraternidad, sembradas alli? donde ma?s seco permanezca el horizonte.
Nuestra indiferencia los condena al olvido, reza el lema de este an?o que, de una manera especial, nos invita a tener muy presentes a los millones de personas que padecen hambre. Un mensaje que nos llama a compadecernos de –y con– los necesitados, a dejarlo todo para posar nuestra mirada en las manos del pobre y a tomar conciencia de la desigualdad que alimenta esta terrible herida de la humanidad.
La pandemia del coronavirus ha puesto a prueba nuestra fe y ha despertado nuestra conciencia adormecida ante un mundo que espera, tras el paso generoso de nuestra vida, revestirse con la tu?nica del buen samaritano. Asi?, con Manos Unidas, hemos de luchar para acabar con el muro de la indiferencia y de la desigualdad, que condena al olvido a ma?s de mil millones de personas que sobreviven hambrientas y empobrecidas.
Desde esta organizacio?n cato?lica, aseguran que la actual crisis social y sanitaria (que ha venido a sumarse a la crisis econo?mica y medioambiental, que ya converti?a la vida de millones de personas en un doloroso desafi?o) «empujara? a otros quinientos millones de personas a la pobreza». Una evidencia desgarradora que denuncia un dolor que, en demasiadas ocasiones, habita dormido, y que esconde rostros de seres humanos que lamentablemente «no tenemos tiempo de mirar ni de tener presentes». Y, ante un escenario asi?, donde parece que la desigualdad se ha convertido en el pan nuestro de cada di?a… ¿Que? podemos hacer nosotros?
Queridos hermanos y hermanas: esta tarea ha de empezar por uno mismo, por un «yo» desprendido que se abra a un «tu?» necesitado. Sin reservas que paralicen lo ofrendado, sin pretextos que apaguen lo prendido, sin condiciones que desvivan lo vivido.
¿Co?mo? Poniendo al hermano por delante de uno mismo, reformando profundamente las actuales condiciones socioecono?micas que no reparte equitativamente los recursos, haciendo todo lo posible por superar la precariedad laboral, fomentando una nueva mentalidad y formas poli?ticas que combatan la desigualdad…
El desafi?o es entregarse, perpetuar la caridad y amar hasta el extremo. Como hoy nos invita Manos Unidas: combatiendo la desigualdad de tanta cifra sin rostro y sin nombre. Los proyectos de Manos Unidas combaten el hambre, la desnutricio?n, la miseria, la enfermedad, la falta de educacio?n, la desigualdad, la injusticia.
La Palabra de Dios, que se encarna en la mirada de la Virgen Mari?a, nos invita a abandonar lo que se opone a la verdadera felicidad del ser humano. Mari?a hace presente la misericordia de Dios, que se entrego? en Cuerpo y Alma para hacerse uno de nosotros. A Ella nos encomendamos. Sigamos el rastro de esa preciosa estela: para que nadie se quede atra?s, para que nuestros hermanos ma?s pobres no sean olvidados y para que los «desheredados» de la Tierra encuentren refugio seguro en nuestros corazones.
Que la pobreza y el hambre no sean invisibles depende de mi?, y tambie?n de ti. Y au?n estamos a tiempo…
Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga y os deseo un feliz domingo.
+ Mario Iceta Gavicagogeascoa