Con María en el alma y el trabajo digno en el corazón
Mensaje del arzobispo de Burgos, don Mario Iceta Gavicagogeascoa, para el domingo 1 de mayo de 2022
Madrid - Publicado el
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Queridos hermanos y hermanas:
Hoy comenzamos el mes de mayo, el ma?s bello de los meses, el mes de Mari?a. A Ella, nuestro fiel consuelo, nuestra Madre que ofrecio? su vida al cuidado de Jesu?s y que constantemente cuida de nosotros, le dedicamos –como ningu?n otro di?a– cada segundo de este mes.
Y lo hacemos con la celebracio?n del Di?a de la Madre. Porque el corazo?n de una madre es lo ma?s parecido al corazo?n de la Virgen Mari?a. Es esa tierra sagrada donde entran todos, donde nadie se queda aparte, donde se derrocha un amor que nunca termina.
En este mes, Mari?a desea volver a juntar a todos sus hijos que, por distintas circunstancias de la vida, se han separado. Es la intercesora que edifica continuamente la Iglesia; que au?na lo alejado, que cura lo herido y que repara lo quebrado.
Y en Ella ponemos, una vez ma?s, nuestra esperanza, para que –como sucedio? en Cana? de Galilea– vuelva la alegri?a a nuestra vida despue?s de la prueba. Haga?moslo sin miedo, deja?ndonos guiar por Su mano, aunque despunte el camino de la cruz que, al atardecer, nos llevara? al consuelo de la resurreccio?n.
Es la peticio?n que, una y otra vez, nos hace el Papa Francisco: «Contemplar juntos el rostro de Cristo con el corazo?n de Mari?a, nuestra Madre, nos unira? todavi?a ma?s como familia espiritual y nos ayudara? a superar la prueba» (Carta del Santo Padre a todos los fieles para el mes de mayo de 2020). Que? importante y consolador es sentirnos hermanos, vinculados –en un mismo amor de Dios– los unos con los otros en el camino de la vida.
Hoy, adema?s, bajo el amparo de Santa Mari?a la Mayor, celebramos en nuestra Iglesia diocesana la Pascua del Trabajo. Una jornada que nace con el deseo de hacer prevalecer, por encima de todo, la dignidad del trabajo, del que participamos todos, como cooperacio?n a la obra creadora de Dios.
Conscientes de que cualquier injusticia que se lleve a cabo contra el trabajador hunde y deteriora la propia dignidad de la persona, hemos de tener presente que la misio?n de la Iglesia no termina en la puerta del templo. Cada uno de nosotros somos responsables de la importancia del trabajo, tanto para la vida de las personas, como para el cuidado del pro?jimo y la construccio?n de una sociedad fraterna. Y si este no se realiza en condiciones dignas, no viene de Dios.
Un asunto clave de la e?tica social «es el de la justa remuneracio?n por el trabajo realizado», tal y como sen?alaba el Papa san Juan Pablo II en su enci?clica Laborem exercens (p. 19). En este sentido, este Papa santo, entran?able y amigo incondicional de las causas justas, se aferro? a la Doctrina Social de la Iglesia para recordar que el ser humano es el centro de toda cuestio?n econo?mica, poli?tica o social, asi? como que la persona es inmensamente ma?s grande que todas las cosas.
El Papa san Juan XXIII, en su enci?clica Mater et magistra, tambie?n evocaba que la remuneracio?n del trabajo «no puede verse como una simple mercanci?a, en tanto el mismo se relaciona directamente con el ser humano, ya que es la fuente de su decoroso sustento».
Trabajo y persona, persona y trabajo: dos vertientes que han de mantenerse adheridas bajo el velo de la dignidad.
Y celebrar una jornada de oracio?n especial por el mundo del trabajo, al que todos pertenecemos, de una u otra forma, nos ayuda a caminar hacia un Reino fundado en torno a la dignidad de la persona y la realidad del bien comu?n que se deriva de ella, y que nos hace ma?s justos, ma?s caritativos, ma?s solidarios, ma?s hermanos y, sobre todo, ma?s humanos.
Que esta Pascua del Trabajo que celebramos en este mes de mayo nos ayude a ponerle nombre y rostro a la fragilidad de los ma?s vulnerables. Lo ponemos en el corazo?n de la Virgen Mari?a. Ella, que sabe mucho de amor, de constancia y de entrega, jama?s se cansa de cuidarnos mientras perseveramos en la tarea hacia la edificacio?n de una sociedad ma?s equitativa, ma?s misericordiosa y ma?s fraterna. Y, cuando creas que la injusticia te vence, reza como si todo dependiera de Dios y trabaja como si todo dependiera de ti.
Con gran afecto, os deseo un feliz di?a de la Madre y de la Pascua del trabajo.