Con perspectiva- “Uno, dos, tres, cuatro, gamusino entra al saco"

“Uno, dos, tres, cuatro, Gamusino entra al saco”

Ninfas, dragones, brujas, duendes, hadas y gamusinos… seres fantásticos que pueblan el imaginario colectivo, en los que todo el mundo cree, aunque nunca los haya visto. Tal vez este último, el gamusino, sea el más desconocido, a pesar de su fama. Cuenta la leyenda que el gamusino o maimón se esconde entre los matorrales, en la espesura del bosque y en las noches de verano acude presto a los arroyos a saciar su sed, es entonces el momento oportuno para “dar caza" a este escurridizo animal. La costumbre de ir a cazar gamusinos está muy extendida a lo largo y ancho de nuestra geografía e incluso en países como Francia (Dahu), Alemania (Elwetritsch), EE. UU. (Snipe) nuestro vecino Portugal (Gambozino) y parte de Hispanoamérica.

Esta criatura legendaria de incierto nacimiento, que no tiene aspecto determinado ni hábitat establecido, a la que probablemente nunca pudiste atrapar en tu infancia, servía de cebo para gastar una broma a los forasteros recién llegados al pueblo. Los mozos engatusaban al visitante diciéndole que iban a cazar un animal muy valioso. Así, provistos de palos, linternas y sacos, se desperdigaban por el bosque en busca del preciado maimón, mientras otros distraían sagazmente al viajero, hecho un manojo de nervios, mitad curiosidad, mitad temor. Tras varias horas de intensa actividad y algún que otro intento infructuoso para ir abriendo boca, la mocedad conseguía echarle el guante a los gamusinos introduciéndolos hábilmente en el pesado saco que la víctima debía cargar, alcanzando eso sí exhausto el pueblo donde se procedía a abrir el saco repleto de enormes piedras, instante éste de gran tensión ante la expectación y el asombro del foráneo al descubrir al mítico animal, entre las chanzas y chirigotas de los allí presentes que lo celebraban con alborozo, sin acritud, pues la broma era amable y a nadie molestaba.

En cuanto a su etimología, cabe reseñar que en el siglo XIX la palabra “gambusino” se usaba en México para referirse a los buscadores de oro, y esta a su vez se relaciona con voces inglesas como ‘Gamble’ (apostar, jugar) y ‘Business’ (negocios). En España, el Diccionario de Gabriel García Vergara de 1.929 ya recoge ‘gamusino’ y define este vocablo como: “Broma que se hacía a aquellos viajeros o forasteros que llegaban por vez primera a los pueblos”.

Gangüezo, gambosí, gazafello, cocerello, gambozino o biosbardo son entre otros muchos los diferentes nombres por los que se conoce a este “interesante” animal.

Costumbres ancestrales como tantas otras que vertebraban entonces la vida de los pueblos y han ido desapareciendo progresivamente con el éxodo rural además de la falta de medios y oportunidades que desafortunadamente han colocado a nuestros pueblos, abandonados a su suerte, en ese mapa maldito e indigno de la denominada ‘España Vaciada’.

Silvia Rodríguez, colaboradora de COPE Bierzo

Silvia Rodríguez es colaboradora de COPE Bierzo desde el 24 de junio de 2019. La podréis leer y escuchar los lunes en la sección de opinión bajo el título ‘Silvia en COPE Bierzo’ y los fines de semana ‘Con otra perspectiva’ en Cope.es/Bierzo.

Es licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Salamanca, decidió estudiar esta carrera porque le apasiona la lengua y especialmente la literatura. Además, le encanta leer, escribir y escuchar buena música. Es feliz trabajando en equipo y entiende “que estamos aquí para ayudar y hacer felices a los demás”.

Además, es socia fundadora del Banco de Alimentos del Sil y colabora con esta ONG que realiza una gran labor en nuestra comarca. Enamorada de su profesión, la enseñanza. Es profesora de inglés, lengua y literatura en la Academia Corcal.

Se define como una persona vital, alegre, optimista y sobre todo con gran sentido del humor. Además, ha realizado el prólogo del libro ‘Chuma. El Valle del Silencio’ del andaluz Miguel Velasco Nevado.