CULTURA
El Teatro Bergidum cumple sus bodas de plata
Han pasado cerca de 930.000 espectadores por sus más de 3.100 actividades culturales abiertas al público de la capital berciana
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El 1 de octubre de 1996, el Teatro Bergidum de Ponferrada reabría sus puertas como espacio para las artes escénicas y musicales de propiedad municipal. La presencia de la reina Sofía, acompañada por las autoridades y una nutrida y plural representación de la vida social y cultural de la ciudad, sirvió para subir el telón a una nueva etapa que ahora completa sus primeros 25 años bajo la dirección de Miguel Ángel Varela. Cerca de 930.000 espectadores avalan el interés del público ponferradino por disciplinas como el teatro, la música, la danza o el circo. En total, más de 3.100 actividades culturales abiertas al público, la mayoría sobre el escenario del teatro, pero en los últimos años también en otros espacios de la ciudad, como el Castillo de los Templarios, el Conservatorio de Música Cristóbal Halffter o la sala Río Selmo.
“Sin la pandemia estaríamos rozando ahora el millón de espectadores, nos ha roto el ritmo”, lamenta Varela, que aunque valora las cifras destaca que “no lo son todo”. Para explicarse, utiliza una metáfora prestada sobre el papel del gestor cultural, un oficio que se mueve “entre el Word y el Excel”, es decir, entre la parte más creativa y la más apegada a la realidad de los números. “Si sólo manejamos el Excel no tendremos una visión del todo correcta, igual que si sólo manejamos el Word”, señala.
A la hora de hacer balance de sus logros a lo largo de este cuarto de siglo, Varela remarca que “ahora mismo, el Bergidum es un espacio respetado, tenido en cuenta por productores, distribuidores e intérpretes y con voz y presencia en los foros donde se debaten las cosas, como la Red Española de Teatros o la Academia de Artes Escénicas”. “Se sabe lo que queremos”, apostilla el director, que destaca las dificultades a las que hay que hacer frente cuando se quiere generar la imagen pública de un “espacio de exhibición variado y plural”.
En contraste, Varela recuerda que “hace 25 años Ponferrada era poco más que un erial cultural”. “La danza no existía, la música era muy precaria, el circo seguía siendo el de la carpa y el domador de leones, el teatro se agrupaba en torno al Conde Gatón y a la Compañía del Canal y no existía un concepto de sector”, explica. “La primera vez que vi teatro de verdad en mi vida a lo mejor tenía 15 o 16 años, ya no era un niño. A esa edad cualquier niño del Bierzo ha pasado por el teatro al menos una vez. Es otra de las cosas que el Bergidum ha contribuido a cambiar”, afirma.
Escarbando en sus recuerdos, el director del Bergidum rememora el día de la inauguración como “una jornada emocionante” que alimentó el “enorme apetito” de cultura de la ciudadanía de aquel entonces. En los primeros tres meses, el teatro albergó 45 representaciones con una ocupación cercana al 90 por ciento. “Nos puso a prueba y lo superamos con días de 48 horas. Mereció la pena”, sentencia Varela.
Transcurridas dos décadas y media desde aquel momento, el director lamenta que las circunstancias sanitarias hayan impedido celebrar la tradicional fiesta de inicio de temporada, especialmente en un año en que se cumplen las bodas de plata del teatro. “A lo mejor montamos un fiesta de cierre el último día de la temporada”, sopesa Varela, que considera que “la mejor forma de celebrar el aniversario es seguir aquí dando lo mejor de nosotros”.
En ese sentido, el director destaca que, por primera vez en 25 años, este año el Bergidum contó con una inversión en equipamiento de sonido. “Era algo que necesitábamos como el comer”, señala Varela, que avanza que el trabajo interno de mejora del espacio, tanto en su vertiente técnica como de cara al público, centrará los esfuerzos a lo largo de esta temporada y de las siguientes. “Son tareas que no se ven pero que hay que hacer”, recalca.
“EL TERRITORIO DE LA LIBERTAD”
Alejado de visiones conservadoras sobre las artes escénicas, Varela defiende que “el teatro tiene que ser el territorio de la libertad” y valora la programación de estos últimos años como una herramienta para refinar el paladar de los espectadores. “Mi generación se educó con ‘Estudio 1’, que era fantástico, pero hay modelos que se van superando. No podemos seguir haciendo teatro como lo hacía Shakespeare, aunque hagamos Shakespeare”, afirma.
En cuanto a la realidad actual del sector, Varela destaca que, “desde la crisis de 2008, el crecimiento en la calidad de las producciones españolas es increíble”, con una explosión de grandes actores, dramaturgos, directores y productores. Aún así, “son muchos los llamados y pocos los elegidos”, recuerda el director del Bergidum, que lamenta que la “oferta disparatada” disponible para los programadores, con más de 2.600 espectáculos a escoger sólo en el segundo semestre del año, convierte este sector en “un mercado ingobernable”.
“TAREAS DE RATOS LIBRES”
Más allá de su día a día como responsable del Bergidum, Miguel Ángel Varela es un personaje imprescindible en la vida cultural de la ciudad. Además de periodista, crítico teatral y autor de media docena de libros, el director del Bergidum ha sido responsable de los guiones de los espectáculos de calle de la Noche Templaria de Ponferrada desde el año 2000 y ha participado como director o dramaturgo en varios espectáculos. “No hago otra cosa más que escribir, pero todo son informes, expedientes y cuentas de gastos”, señala con pudor.
En los próximos meses, estas “tareas de ratos libres” le llevarán a participar en unas jornadas en honor a César Gavela, al que define como “el escritor de Ponferrada”. “No ha habido grandes escritores ponferradinos que escriban sobre la ciudad, sí bercianos, pero no de Ponferrada”, explica. Además, Varela colabora con el historiador mallorquín Sergio Giménez en un nuevo libro sobre el anarquista berciano Ángel Pestaña, al que ya dedicó una biografía en 2008. “Es un personaje que me fascina”, reconoce.
El volumen se presentará en noviembre y trata de desmontar la leyenda negra que vincula el sindicalismo anarquista con el pensamiento de Falange, a raíz de la entrevista mantenida en 1933 por Pestaña con el líder falangista José Antonio Primo de Rivera.