Gran preocupación en el campo berciano por las heladas de la última semana

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En Cope nos hacemos eco de la gran preocupación que existe entre los fruticultores del Bierzo tras varias noches consecutivas con temperaturas bajo cero que están causando grandes daños en varios productos de la comarca, especialmente en la pera. La noche más dura fue la del sábado al domingo pasado cuando se llegó a superar los cinco grados bajo cero.

Uno de los afectados es Dani Franco que explica en Cope que se han visto obligados a tomar medidas a la desesperada como prender alpacas de paja en las algunas fincas afectabas por estas bajas temperaturas, para paliar las consecuencias de las últimas heladas.

Inspirándose en la experiencia de un fruticultor de Verín (Orense) que en 2017 consiguió salvar buena parte de la cosecha con temperaturas similares a las registradas en la comarca, Dani ha comprado dos camiones de pacas de paja de grandes dimensiones para proteger sus plantaciones en Posada. Son pacas de hasta 200 kilos que se consumen lentamente durante toda la noche.

Para contrarrestar el efecto, además del humo, también aplican abonos y aminoácidos durante el día.

De momento, se están quemando pacas de paja en las parcelas de perales, ya que la floración de los manzanos todavía no ha empezado y son menos sensibles. Es pronto para hacer balance de daños, pero ya aventura que las temperatura nocturnas de los últimos días se dejarán notar mucho en la producción final.

La idea se ha copiado de otras zonas agrícolas de España donde está práctica está generalizada. Como el aire de la helada es denso, el humo no sube y crea una colcha que evita que el calor que irradia el suelo, el que ha acumulado durante todo el día, no se pierda o se quede a la altura de los árboles. Ya la pasada campaña empezaron a hacerlo algunos agricultores del Bierzo y, en los últimos días, entorno a una decena de productores de pera con parcelas en Carracedelo, Posada y Narayola han recurrido al humo para tratar de evitar el desastre. Pasan la noche en las fincas controlando, primero, las temperaturas y en cuanto estas caen por debajo de los -5 grados, la vigilancia se traslada al fuego.

Además, los fruticultores reclaman mayores ayudas de las administraciones al sector del campo y mejores condiciones de los seguros agrarios.