El escritor Jose Antonio Martínez Pereda habla de la partitura inédita del compositor leonés Pedro Blanco

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Las investigaciones que continúa realizando el escritor leonés y experto en cultura hispano-lusa José Antonio Martínez-Pereda sobre la biografía del compositor, pianista e intelectual Pedro Blanco (León, 1883-Oporto, 1919), han dado su fruto con el hallazgo de una partitura inédita: un vals para piano titulado “Carmen”. Se trata de una pieza de juventud escrita en 1898, cuando Pedro Blanco tenía solo quince años y estaba realizando sus estudios musicales en el Real Conservatorio de Madrid, a donde se trasladó en 1896 gracias a una beca de la Diputación de León. Es, por tanto, la primera partitura editada del autor.

Según cuenta Martínez-Pereda en su blog “Añoranzas y saudades. Pedro Blanco”, la partitura hallada fue publicada como anexo a la revista Bellas Artes, fundada ese mismo año por Manuel de A. Tolosa, que contenía artículos sobre música o teatro, cuentos, poemas y otras secciones de humor, moda, etc. Estaba ilustrada con fotografías y grabados e incluía una partitura musical en cada número. Precisamente en el número 50 de la revista, fechado a 26 de enero de 1899, se incluye como entrega musical la partitura “Carmen, vals para piano”, precedida por la inscripción “dedicado a la bellísima señorita D. N. S.”, y firmada por Pedro Blanco López, pensionado por la Excma. Diputación de León. El hecho de que Pedro Blanco, estudiante de quince años de edad, publicase una composición en Bellas Artes probablemente llenaría de orgullo a su padre Mateo Blanco del Río, quien dirigía la Banda Municipal de Astorga, por lo que la noticia acabó publicándose en el Heraldo Astorgano. En agosto de ese año, durante las fiestas patronales de Santa Marta, la banda municipal estrenó una versión del vals Carmen, muy aplaudida por el público asistente. Entre los músicos que publicaron sus partituras en la revista Bellas Artes figuran el malagueño Cipriano Martínez Rücker (1861-1924, considerado uno de los compositores españoles más importantes del romanticismo), el madrileño José Tragó (1857-1934, condiscípulo de Albéniz en París, catedrático de piano del

Conservatorio de Madrid y maestro de Turina, Falla y Granados) y el músico astorgano Conrado Velasco.

Pedro Blanco murió muy joven, con 35 años de edad, víctima del virus de la influenza, pero fue capaz de brillar como concertista, compositor, profesor de piano, escritor y promotor cultural. Blanco se revela como un artista de personalidad romántica y un intelectual de extraordinario interés. Es de destacar su relevancia social en el Oporto de comienzos del siglo XX, así como su amistad con figuras de la talla del filósofo Miguel de Unamuno, el escritor Manuel Laranjeira o el escultor Teixeira Lopes, entre otros.

Asimismo, es reseñable su precursora labor como impulsor de las relaciones culturales entre Portugal y España. Podríamos advertir que fue pionero de la labor que en la actualidad realiza el Instituto Cervantes en el exterior, en lo que se refiere a la contribución a la difusión de la cultura hispánica en Portugal.

Desde el año 2007 el Festival de Música Española de León ha iniciado la recuperación de la obra musical de Pedro Blanco, tras casi un siglo de olvido, lo que le ha llevado a publicar en edición crítica sus partituras manuscritas, grabar dos dobles cedés y programar y difundir su música a través de los intérpretes que participan cada año en el Festival.