La cara menos amable del turismo rural
COPE SALAMANCA ha hablado con Miguel Hernández, presidente de la Plataforma SOS Turismo Rural. La falta de ayudas y la subida de la luz y el gas ahoga a los propietarios.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Dice el refrán que "No es oro todo lo que reluce". No ha sido un mal verano turísticamente hablando podemos decir este Día Mundial del Turismo. Se ha comportado bien después de los dos últimos años de pandemia cuenta a COPE SALAMANCA Miguel Hernández, propietario de una casa de turismo rural en la provincia y presidente de la Plataforma SOS Turismo Rural. Aún así, las perspectivas para lo que resta del año y primeros meses de 2023 no son nada halagüeñas.
Suben los costes, sube la energía, el gas, la cesta de la compra....para muchos propietarios de casas rurales es más rentable tenerlas cerradas que abiertas. Los gastos les ahogan y al usuario no pueden subirle más el precio porque también está igual que ellos. El dolor de cabeza es terrible para aquellos que han apostado todo a un negocio de turismo rural. "En pandemia se han vivido muchos dramas familiares y las instituciones en vez de premiar a los que son valientes los castigan denegando las ayudas correspondientes porque no se puede demostrar un 30% de pérdidas" manifiesta Miguel Hernández.
El turismo rural en la mayoría de los casos son negocios familiares. Casas rurales cuidadas, mantenidas y atendidas por familiares. Es un lujo aquella casa de cuenta con empleados. "Tal y como están las cosas es muy difícil mantener los sueldos de terceras personas", dice Hernández.
"No se puede vivir del turismo rural" afirma Miguel Hernández. Muchos lo han intentado, pero al final, y con gran dolor de corazón, han tenido que asumirlo. Además las costumbres han cambiado, ya no se reserva con varios meses o un año de antelación, se vive casi al día. La inseguridad que tienen los usuarios también la tienen los propietarios de las casas de turismo rural.