Nuestra cereza, la de La Sierra

La campaña de la cereza en la sierra da sus primeros pasos en un año que espera mejor que 2020 sobre todo por el tiempo.

En Sotoserrano la campaña la ven con incertidumbre. Ahora mismo la recolección temprana está en el aire debido a las lluvias y al tiempo de los últimos meses. El fuerte de la recolección será durante las primeras semanas de junio. En La Sierra se cultivan diferentes variedades y todas de manera artesanal. Domingo Romero, cultivador de cerezos en Sotoserrano explica que nuestras cerezas son más pequeñas que las de otras zonas porque son naturales, no le aplica hormonas ni productos artificiales para mejorar su calibre.

De color rojo intenso, carmín o casi negro dependiendo de su variedad. Lisas, brillantes, impolutas, de pulpa firme, jugosas, con un intento sabor y con un perfecto equilibrio entre dulzor y acidez. Su floración ofrece uno de los espectáculos naturales más fastuosos de la primavera, más si cabe al encontrarse dentro del propio Parque Natural Batuecas-Sierra de Francia.

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Su temporada es corta pero prolífica. A finales de mayo comienzan a madurar las variedades más tempranas, como la burlat, y en junio lo hacen las variedades más tardías como la ambrunés, también conocida como picota. Son fácilmente reconocibles porque siempre aparecen en el mercado con la correspondiente etiqueta de la Marca de Garantía. Sus valores nutricionales y su riqueza en calcio, vitaminas y carotenos sitúan a la cereza como una de las frutas más saludables del mercado.

El panorama futuro lo ven con poca perspectiva, en los últimos años la zona ha perdido el 80% de su producción, han pasado de recolectar más de un millón y medio de kilos a apenas 200.000. Las razones, el cambio de cultivo de cereza por las viñas y la falta de jóvenes que se dedican al campo. Como siempre, el cambio generacional en el campo no está garantizado.