La Policía detrás del uniforme: "Lloramos por el sufrimiento ajeno y de alegría al salvar una vida"

Los Policías lloran de tristeza con la gente que sufre y de alegría al asistir a un parto. Cogen la mano de la persona que está a punto de fallecer y sufren el dolor de cada ser humano al que asisten a diario. No dudan en exponer su propia vida, para salvar la de personas anónimas que recorren las calles y plazas de cada vecindario.

La Policía Nacional es protagonista estos días en las calles de Salamanca. Miles de salmantinos y visitantes han conocido las divisiones de las que consta este Cuerpo de Seguridad, en una muestra que ha exhibido en en el centro de la ciudad, la labor que realiza la Policía Científica, Caballería, Guías Caninos, Brigada Móvil, Subsuelo, Medios Aéreos, Tedax y GEO entre otros.

Si ayer asistíamos en la Plaza Mayor al acto central del Día de la Policía, con la entrega de condecoraciones y el homenaje a los policías fallecidos en acto de servicio; hoy se celebra el acto de entrega oficial de la Medalla de Oro de la provincia a la Policía Nacional, en reconocimiento al servicio público que desempeñan con el fin de velar y garantizar la seguridad ciudadana en nuestra provincia. Dicha concesión fue aprobada por unanimidad por los grupos políticos con representación en la Diputación de Salamanca, en el pleno provincial del pasado mes de agosto. Se da la circunstancia además de que en 2024, el cuerpo cumplirá 200 años.

Sin embargo, y al margen de los homenajes y condecoraciones que puedan recibir en reconocimiento a su carrera, policías como el Inspector Rafael Santero Díaz, agradecen ante todo el respeto y afecto de los ciudadanos. Tras 35 años en el cuerpo, asegura que siente su profesión como "una vocación o llamada interior de servicio a la sociedad".

Aunque Santero ha cumplido ya el tiempo mínimo reglamentario, como inspector para pasar a la prejubilación o segunda actividad, dice que "seguirá trabajando hasta que el cuerpo y la legislación lo permitan".

Como Delegado de Participación Ciudadana en la Policía Nacional de Salamanca, indica que el contacto directo con los vecinos le permite conocer bien sus necesidades. Más aún, indica que su quehacer diario le lleva a "empatizar con una emoción que aflora desde el corazón. Porque, más allá del uniforme, hay una persona que siente como las demás". Tanto él como sus compañeros a los que considera una familia, lloran de dolor con el dolor ajeno y de alegría si tienen el privilegio de atender a una mujer a punto de alumbrar una vida.

Entre las experiencias vividas a lo largo de toda una carrera, destaca aquella ocasión en que logró salvar la vida de una persona que se retiró a un paraje apartado con la intención de quitársela. "No hay mayor satisfacción para mí que volver a ver a esa persona por la calle" dice.

Suponemos que tampoco hay mayor satisfacción para los salmantinos, que poder celebrar la presencia en las calles de Angeles de la Guarda que visten uniformes de Policía Nacional.