El Espejo
La iglesia del Sotillo cumple 25 años
El templo está bajo la advocación de san Alfonso Rodríguez, santo segoviano
Madrid - Publicado el
5 min lectura
Los pueblos del alfoz de nuestra capital han visto en los últimos 30 años como su población crecía exponencialmente, y junto a ella el resto de los servicios que van añadidos. La iglesia, una vez más, estuvo atenta a las necesidades generadas y estuvo disponible para la sociedad. La construcción de un nuevo templo en el término de La Lastrilla hace 25 años pudo hacerse realidad gracias a la colaboración de todas las instituciones y de la comunidad que ha ido creciendo en torno a la memoria de San Alfonso Rodriguez, titular del mismo. El Espejo dedica su espacio semanal a tal efeméride, preparada con mimo en la parroquia. Ante los micrófonos, desfilan varios de los protagonistas de esta historia.
El primero de don Andrés de la Calle, párroco de La Lastrilla hace 25 años y principal artífice, la cara visible, de la edificación de la nueva iglesia, que nos cuenta aquellos inicios que tuvieron su arranque en la residencia de Cáritas de El Sotillo. La población, entonces, era joven y, a pesar de no conocerse, las nuevas familias fueron logrando una unión entre ellas que desembocó en la nueva comunidad cristiana. Así se edifica la Iglesia, la Parroquia, que no sólo son las piedras sino principalmente las personas. ¿Por qué san Alfonso Rodríguez? Porque a pesar de ser un santo segoviano, no existía ningún templo dedicado a su memoria. Andrés y el entonces obispo de Segovia, don Antonio Palenzuela, vieron claro que aquella ausencia había que corregirla.
La alcaldesa de La Lastrilla, Elisabet Lázaro, por su parte, también recuerda los comienzos del barrio de El Sotillo, barrio de aluvión, con el crecimiento que aún mantiene en esta ápoca y recalca que la relación entre ayuntamiento e Iglesia es fluida y continua. De hecho, el ayuntamiento ha patrocinado algunas de las actividades del programa de festejos.
Marta y David también entrevistan a Amando Sanz, el anterior párroco de san Alfonso Rodríguez, que se mantuvo en el cargo hasta el verano pasado. «Si me dejáis, os voy a querer mucho, que eso sí lo sé hacer» fueron sus primeras palabras a los nuevos feligreses. A ese momento le siguieron 20 años de trabajo y cercanía. «He hecho todo lo que he podido por llevar a Dios a la gente», declara a los oyentes al ser interrogado por sus vivencias en ese tiempo. Amando, tras una buena labor, se queda con amistades, recuerdos, y «un cariño correspondido». Gracias, Amando.
Y, por último, nos atiende Florentino Vaquerizo, al actual párroco, que nos refiere sus primeros meses al frente de la parroquia de La Lastrilla y otras limítrofes y nos desgrana el programa de festejos, cuyo acto central es la Eucaristía del domingo 3 de abril presidida por nuestro obispo don César. El martes 5, el día en que se cumplen cabalmente las bodas de plata del templo, tendrá lugar una mesa redonda con los párrocos y otros invitados. ¡Muchas felicidades al Sotillo y a su comunidad cristiana! Que sigan trabajando mucho tiempo con la misma unión y energía en la viña del Señor.
El broche de El Espejo, un viernes más, es otro cuento de Manos Unidas.
Los pueblos del alfoz de nuestra capital han visto en los últimos 30 años como su población crecía exponencialmente, y junto a ella el resto de los servicios que van añadidos. La iglesia, una vez más, estuvo atenta a las necesidades generadas y estuvo disponible para la sociedad. La construcción de un nuevo templo en el término de La Lastrilla hace 25 años pudo hacerse realidad gracias a la colaboración de todas las instituciones y de la comunidad que ha ido creciendo en torno a la memoria de San Alfonso Rodriguez, titular del mismo. El Espejo dedica su espacio semanal a tal efeméride, preparada con mimo en la parroquia. Ante los micrófonos, desfilan varios de los protagonistas de esta historia.
El primero de don Andrés de la Calle, párroco de La Lastrilla hace 25 años y principal artífice, la cara visible, de la edificación de la nueva iglesia, que nos cuenta aquellos inicios que tuvieron su arranque en la residencia de Cáritas de El Sotillo. La población, entonces, era joven y, a pesar de no conocerse, las nuevas familias fueron logrando una unión entre ellas que desembocó en la nueva comunidad cristiana. Así se edifica la Iglesia, la Parroquia, que no sólo son las piedras sino principalmente las personas. ¿Por qué san Alfonso Rodríguez? Porque a pesar de ser un santo segoviano, no existía ningún templo dedicado a su memoria. Andrés y el entonces obispo de Segovia, don Antonio Palenzuela, vieron claro que aquella ausencia había que corregirla.
La alcaldesa de La Lastrilla, Elisabet Lázaro, por su parte, también recuerda los comienzos del barrio de El Sotillo, barrio de aluvión, con el crecimiento que aún mantiene en esta ápoca y recalca que la relación entre ayuntamiento e Iglesia es fluida y continua. De hecho, el ayuntamiento ha patrocinado algunas de las actividades del programa de festejos.
Marta y David también entrevistan a Amando Sanz, el anterior párroco de san Alfonso Rodríguez, que se mantuvo en el cargo hasta el verano pasado. «Si me dejáis, os voy a querer mucho, que eso sí lo sé hacer» fueron sus primeras palabras a los nuevos feligreses. A ese momento le siguieron 20 años de trabajo y cercanía. «He hecho todo lo que he podido por llevar a Dios a la gente», declara a los oyentes al ser interrogado por sus vivencias en ese tiempo. Amando, tras una buena labor, se queda con amistades, recuerdos, y «un cariño correspondido». Gracias, Amando.
Y, por último, nos atiende Florentino Vaquerizo, al actual párroco, que nos refiere sus primeros meses al frente de la parroquia de La Lastrilla y otras limítrofes y nos desgrana el programa de festejos, cuyo acto central es la Eucaristía del domingo 3 de abril presidida por nuestro obispo don César. El martes 5, el día en que se cumplen cabalmente las bodas de plata del templo, tendrá lugar una mesa redonda con los párrocos y otros invitados. ¡Muchas felicidades al Sotillo y a su comunidad cristiana! Que sigan trabajando mucho tiempo con la misma unión y energía en la viña del Señor.
El broche de El Espejo, un viernes más, es otro cuento de Manos Unidas.