LLENAR LA NECESIDAD DEL SEÑOR

Paloma Santa-Úrsula llega a la dirección de los cursillos de Cristiandad para «acercar a los alejados»

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Cuando se cumple el primer aniversario de la declaración del estado de alarma a causa del impacto de la Covid en España, Cáritas ha querido dar a conocer cuál ha sido su respuesta en estos meses a las necesidades generadas. Desde que comenzaran la crisis sanitarias y las restricciones, la merma de las condiciones de vida de la población se hizo patente en su red de recursos. De hecho, en los primeros meses de la pandemia, las solicitudes de asistencia aumentaron en casi un 60%. Y también lo han hecho los voluntarios, con más de 6.000 nuevas incorporaciones.

Un año después, medio millón de personas han acudido por primera vez a las puertas de Cáritas o han vuelto después de tiempo sin necesitarlo. Aquí, en Segovia, el crecimiento de la atención también ha aumentado exponencialmente en este último año, pero desde Cáritas Diocesana siempre han mantenido el apoyo a las familias cuya situación se ha agravado, han acompañado y asistido a aquellos a quienes la precariedad les ha sobrevenido y han adaptado sus equipos a la nueva situación para garantizar, como siempre, el acompañamiento a las personas.

Acompañar es uno de los términos que más hemos escuchado en los últimos tiempos y es que, a pesar de las restricciones, todos necesitamos acompañar y ser acompañados, sea como sea. Y es uno de los ámbitos que se trabaja en los cursillos de Cristiandad, al frente de los cuales, en nuestra Diócesis, acaba de “aterrizar” Paloma Santa-Úrsula Tolosa.

Una madre de familia con cuatro hijos, funcionaria y enamorada de Jesucristo, un sentimiento que se avivó cuando, junto a su marido, realizó los primeros cursos de Cristiandad hace 25 años. Allí descubrió más profundamente el sentido de familia y comunidad que define al cristiano y por el que todos nos sentimos unidos. Por eso, y desde la dirección del equipo de cursillistas diocesano, lo que busca es reactivar este movimiento.

Cursillos que, impartidos habitualmente de jueves a domingo, están destinados a todas las personas que deseen encontrarse con el Señor, porque lo que se hace, principalmente, es vivir y convivir, ya que las cosas del Señor se viven siempre con el corazón. En definitiva, y como subraya Paloma, la idea es «acercar a los alejados».

Entonces, ¿cuál es la diferencia de estos cursos con los tradicionales ejercicios espirituales? Santa-Úrsula lo tiene muy claro. Mientras que los ejercicios están basados en el silencio y la meditación, la esencia de los cursillos es más viva y alegre, centrada en compartir momentos como la Eucaristía o las conferencias.

De cara a un futuro cercano, Paloma se plantea el reto de poder celebrar un cursillo en nuestra Diócesis la primera quincena de octubre. Algo que espera poder conseguir porque, en los últimos tiempos, se ha dado cuenta de la «necesidad del Señor que tienen las personas».

Por eso, pone a disposición incluso su teléfono personal para todo aquel que quiera informarse de estos cursos ya que ella lo que quiere es transmitir lo mejor que tiene, al Señor en su vida.

Como mujer al frente de un movimiento de laicos en la Iglesia, y tras la celebración del 8 de marzo, Paloma Santa-Úrsula asegura que las mujeres viven las cosas desde el corazón y el espíritu (sin menospreciar la labor masculina), por lo que, aunque tengan mucho trabajo aún por delante, tienen («tengo») el camino abierto por otras que han luchado antes. Por eso, el futuro seguro que es alentador.

Finalmente, Manos Unidas vuelve a regalarnos «un cuento a cambio de una vida». En esta ocasión, Teresa Santos narra la historia de los niños soldados y los conflictos bélicos con nombre propio en «A Seik le llaman Rambo»