CAMINO A LA ASAMBLEA PRESBITERAL
Consagrados al ministerio sacerdotal, y con el fin de caminar hacia la renovación y crecer en la vivencia de su labor, los sacerdotes de la Diócesis de Segovia caminan en la prepar
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Celebración de la fiesta de la Presentación del Niño Jesús. Ese día en el que, María y José, fieles a la tradición de su pueblo, entran en el Templo con su primogénito para ofrecerlo y presentarlo al Señor cuarenta días después de su nacimiento. Y, como es tradición, se conmemora en este día la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, cuyo lema para este año ha quedado recogido en: «La vida consagrada, parábola de fraternidad para un mundo herido». Palabras que nos plantean la necesidad urgente que tenemos de mostrar signos de fraternidad como bálsamo en medio de la división y el dolor.
Inmersos desde hace casi un año en una pandemia que nos ha puesto frente al espejo y nos ha mostrado nuestra vulnerabilidad, la incertidumbre y el dolor ha inundado muchos corazones. Por eso, la vida consagrada nos recuerda que todos somos hermanos y estamos llamados a ayudarnos sin dejar a nadie aparcado. Damos gracias, pues, por las personas de vida consagrada, cuya esencia es ser ofrenda al Señor para aliviar el dolor de nuestro mundo que sufre.
Consagrados al ministerio sacerdotal, y con el fin de caminar hacia la renovación y crecer en la vivencia de su labor, los sacerdotes de la Diócesis de Segovia caminan en la preparación de la próxima Asamblea Presbiteral. Fortalezas, debilidades, trabajar y reflexionar sobre las dimensiones del ministerio… Muchos aspectos para tener en cuenta, de los que hablamos con uno de los miembros de la comisión encargada de preparar la asamblea, D. Jesús Riaza Cabezudo.
El también párroco de El Cristo-Santa Teresa es un superviviente de la Covid-19, pasado ya casi un año desde que la superara, ve la situación actual en nuestra provincia como algo preocupante. Ya que, a pesar de que la sensación es menos peligrosa que el año pasado y no parece haber tantos fallecimientos, las secuelas y daños colaterales que se ven son «tremendos».
A pesar de la pandemia, pero siempre pendientes de su evolución, los sacerdotes de la Diócesis se encuentran en el camino de preparación para la próxima Asamblea Presbiteral, definida por Riaza como un encuentro en el que analizar y sacar conclusiones para discernir cuál es el camino para seguir: «Dónde estamos, cuáles son nuestras necesidades, cómo podemos ayudar… pero también vernos para dialogar sobre el futuro».
En esta preparación, se elaboró un documento abierto por una carta de nuestro obispo D. César, en la que don Jesús recuerda que pide a los sacerdotes de la Diócesis que se paren a reflexionar y revisar lo que ocurre, alentándoles también para buscar claves nuevas de futuro.
Este documento preparatorio pretende responder a cuatro preguntas básicas de cara a la celebración de la Asamblea. En primer lugar, el porqué: desconcierto por los cambios surgidos en los últimos años, cada vez menos sacerdotes y más mayores, cómo evangelizar y llegar al corazón de más gente, sobre todo de los jóvenes…
Y, después, es necesario plantearse para qué. Una pregunta a la que don Jesús responde diciendo que los retos de futuro se basan en tres pilares fundamentales, el espiritual, el pastoral y el personal. Tras lo que llegará el momento de actuar, en la Asamblea Presbiteral que está prevista para junio, aunque condicionada por la pandemia y su evolución.
Finalmente, y como arcipreste de Segovia capital, Jesús Riaza valora el comunicado de los Obispos de Castilla y León respecto a la limitación de aforo en los templos con un número absoluto. Comunicado al que se sumaron los párrocos de la capital asegurando, como subraya el arcipreste, que el criterio parece arbitrario y no razonable, puesto que los gobernantes «no valoran el consuelo y el acompañamiento de la Iglesia para los creyentes, una esperanza que alivia dolencias interiores».