Disponibilidad, valor clave para el laico comprometido
Testimonio de realidad de un laico el día de celebración de la Iglesia Diocesana
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El pasado 23 de octubre, la Santa Sede concedía a la Diócesis de Segovia la gracia de poder celebrar el Año Jubilar Henarense, con motivo del cuarto centenario de la concesión de la fiesta de Nuestra Señora del Henar en Cuéllar. Un privilegio, hecho público esta semana, que responde a la petición hecha por nuestro Obispo D. César y que suponía uno de los retos del nuevo rector del santuario, D. Carlos García Nieto.
Así, los fieles podrán lucrar la indulgencia jubilar desde el 8 de agosto de 2021 hasta el 18 de septiembre de 2022, día en que tendrá lugar la fiesta de Nuestra Señora del Henar. Una noticia acogida con júbilo y enorme agradecimiento no solo por don César y don Carlos, sino también por la comunidad de Carmelitas Samaritanas que atienden el santuario, el párroco arcipreste de Cuéllar, y tantos fieles que profesan su devoción a la llamada ‘Morenita’. Un Año Jubilar que busca acrecentar la devoción mariana y revitalizar la vida cristiana y el espíritu evangelizador de nuestra Diócesis.
Vida cristiana y espíritu evangelizador son dos valores que bien podrían servir para hablar de Enrique Pérez, quien se define a sí mismo como un laico de 62 años, padre y «abuelo de dos nietas preciosas», profesor jubilado y hombre comprometido con su parroquia, la Diócesis y el Arciprestazgo de Coca-Santa María al que pertenece.
Un testimonio con el que buscamos acercar a los oyentes la realidad de un laico en este domingo en el que celebramos el Día de la Iglesia Diocesana. Con motivo de esta jornada, se han lanzado dos lemas. Uno de ellos es «Somos lo que tú nos ayudas a ser», en este sentido, Enrique considera que su labor para ayudar a la Iglesia diocesana de Segovia a ser lo que es, es «humilde». Aportando todo lo que puede en el Consejo Interparroquial de Coca-Santa María o en el Consejo Diocesano, del que es miembro de su comisión permanente.
Pero, sobre todo, destaca su labor como Celebrador de la Palabra en espera de presbítero. Puesto que, ante el descenso en las vocaciones en diócesis como la nuestra, es importante que «los laicos demos un paso hacia adelante, darnos cuenta de la corresponsabilidad que tenemos, puesto que la Iglesia es de los laicos». De esta forma, allí donde el sacerdote no llega, aparece la labor de los celebradores, que llevan las lecturas, la liturgia y la comunión a los lugares donde pueden y lo necesitan.
Este padre de familia también considera que «sin duda» la situación pandémica nos ha hecho valorar más el sentido de pertenencia a la familia que es la Iglesia. Hay que tener en cuenta que las parroquias han estado cerradas, por lo que después, también quizá por el miedo al contagio, la afluencia se ha visto reducida. Por eso, es importante que para crear una parroquia viva y comprometida nos demos cuenta de su aspecto más social, atendiendo a tantas familias y personas
necesitadas no solo económicamente, sino también de consuelo ante el sufrimiento.
En la campaña de este año por este Día de la Iglesia Diocesana, se nos dice que podemos colaborar con las parroquias y las diócesis con nuestras cualidades, oración, tiempo y aportación económica. En este sentido, Enrique asegura que hemos de darnos cuenta de que la disponibilidad es la cualidad más importante que podemos entregar a nuestra Iglesia y nuestros hermanos. Pero tampoco podemos olvidarnos de que la Iglesia aporta mucho socialmente, aunque para ello necesita ayuda también económica, por lo que tenemos que concienciarnos para ayudar.
En definitiva, los laicos podemos responder a las nuevas realidades que se presentan en la Diócesis, sobre todo, con nuestra oración, «algo muy necesario que no cuesta dinero y es importante» para el sostenimiento de nuestra Iglesia.