LA ESCUELA DE TEOLOGÍA, UN LUJO AL ALCANCE DE TODOS
Para evangelizar, también es imprescindible tener una buena formación previa.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Papa Francisco está cambiando el Código de Derecho Canónico, convirtiendo en institucional lo que ya sucede por la práctica: el acceso de las mujeres laicas al servicio de la Palabra y del altar. Recientemente, el pontífice establecía un motu proprio por el que los ministerios del Lector y del Acólito estarán en adelante abiertos a las mujeres. Algo que no es novedad, puesto que en muchas comunidades del mundo ya es una práctica autorizada por los obispos, pero que mediante este texto ya es oficial e institucional.
Actualmente, y ante la carencia vocacional al ministerio del sacerdocio, parece urgente que todos los bautizados descubramos nuestra corresponsabilidad en la Iglesia, especialmente los laicos. Por eso, este «Spiritus Domini» ha de servirnos también para darnos cuenta de que, con este reconocimiento oficial de la labor femenina se hace más efectiva la participación de todos en la labor evangelizadora de la Iglesia.
Para evangelizar, también es imprescindible tener una buena formación previa. El día 23 de enero celebrábamos a san Ildefonso de Toledo, patrón de la Escuela diocesana de Teología que, precisamente, lleva su nombre. Esta escuela tiene como finalidad ofrecer formación, en las distintas ramas de la Teología, a todas las personas que estén interesadas en profundizar en su fe y dar razones a su esperanza. Hablamos de ello con una de las alumnas de la escuela, la Hna. María de Gracia del Río Villodres.
Marita define la Escuela de Teología como «un regalo» que tenemos en la Diócesis de Segovia. A ella se puede acudir, de manera presencial, como alumno oficial u oyente, aunque debido a la pandemia los oyentes han decrecido en el curso que actualmente se viene desarrollando. Las clases, individualizadas, tienen lugar quincenal o mensualmente, entregando al final un trabajo sobre lo aprendido previo al correspondiente examen.
Entre las asignaturas que se imparten y estudian en esta escuela, está la Moral, Sagrada Escritura, Doctrina Social de la Iglesia o Teología propiamente dicha. Una formación que, en palabras de la hermana Marita es «más que interesante» también para aquellos que ejercen como celebradores de la Palabra o como catequistas ya que, «no solo basta la fe piadosa», sino que es necesaria también una fe contemplativa que ayude a transmitir la herencia más preciada.
Cada 23 de enero, la Escuela diocesana de Teología ‘San Ildefonso’ celebra la festividad de su patrón. Para quedarnos con buen sabor de boca, Marita cuenta qué se suele hacer este día, ya que este año no ha sido posible festejarlo a causa de la pandemia. La celebración suele comenzar con una conferencia -el año pasado sobre Amoris Laetitia- tras lo que tiene lugar una Eucaristía previa a compartir mesa y mantel: «la mística antes de la mástica», dice Marita. Ella también es profesora de Religión y, como tal, asegura que con independencia de la nueva ley educativa, la función de un profesor de esta asignatura es transmitir el legado que lleva vigente más de dos mil años, el de la salvación. Desde la escucha y el encuentro, todos estamos aquí para transformar el mundo, siempre con la presencia de Cristo como guía.
Cerrando el círculo, Marita anima a inscribirse en la Escuela Diocesana de Teología destacando una vez más que es un regalo que hay que aprovechar y que permite tener más conocimiento para poder servir mejor. En definitiva, es una forma de compartir aquello que me han regalado, el conocimiento y profundización en la fe para transmitirlo a los demás.