MISIONEROS SEGOVIANOS: JUAN RAMÓN DE ANDRÉS
«La vejez es un don y los abuelos son el eslabón entre generaciones, para transmitir a los jóvenes la experiencia de la vida y la fe»
Madrid - Publicado el - Actualizado
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«La vejez es un don y los abuelos son el eslabón entre generaciones, para transmitir a los jóvenes la experiencia de la vida y la fe». Con estas palabras, el Papa Francisco instituyó recientemente la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores. Un día cuya celebración se ha fijado el cuarto domingo del mes de julio, cercano a la memoria de san Joaquín y santa Ana, abuelos de Jesús. Un anuncio que ha llegado al corazón en este tiempo en el que hemos despedido a tantos de nuestros mayores.
Debemos darnos cuenta de la necesidad de atesorar la riqueza espiritual y humana que nos han ido transmitiendo. De mis abuelos aprendí el valor de la humildad, la cultura del esfuerzo y el trabajo constante para salvar obstáculos y lograr metas… Ahora, más que nunca, tenemos que darnos cuenta de que de ellos aprendemos los valores más importantes que guían nuestra vida y es que, como nos recuerda Francisco «los abuelos ante los nietos soñarán, y los jóvenes, tomando fuerza de sus abuelos, irán hacia adelante».
También queremos recordarles, como cada inicio de mes, la intención de la Red Mundial de Oración del Papa para febrero: «Recemos por las mujeres víctimas de la violencia, para que sean protegidas por la sociedad y que su sufrimiento sea considerado y escuchado».
En alguna ocasión les hemos querido presentar el testimonio de esos “sacerdotes venidos de fuera” que prestan sus servicios en nuestra Diócesis. Pero también resulta interesante conocer un poco más a aquellos segovianos que desarrollan su labor fuera de nuestra ciudad y nuestro país. Con ellos es un poco más difícil contactar, por eso es un placer hablar con don Juan Ramón de Andrés.
Juan Ramón de Andrés es el cuarto de siete hermanos, un Legionario de Cristo que en los veinticinco países en los que ha desarrollado su labor misionera siempre se ha sentido «muy acogido».
Habitualmente, su día comienza en torno a las cinco de la mañana con una oración «para cargar las pilas», aunque las oraciones y las reflexiones están presentes a lo largo de toda la jornada. Y lo están en el desempeño de sus funciones como capellán de la universidad, en su asistencia a matrimonios o en los colegios del área metropolitana de Caracas.
Allí, en la capital, Juan Ramón cuenta que la situación es diferente a la del resto del país. Si bien en conjunto, los venezolanos llevan experimentando casi una década de deterioro en su libertad de expresión y en la inseguridad que viven. Este misionero segoviano relata que la gasolina está carísima, que es habitual ver cómo la gente hace colas de horas, incluso días, para conseguir aprovisionamientos básicos o que, normalmente, pasan entre ocho y diez horas sin luz cada día.
Sin embargo, allí donde ha ejercido su misión, siempre ha sido considerado por la población local como un «ángel que Dios les manda». Un ángel que también explora nuevos campos, ya que desde que comenzara la pandemia, decidió sumergirse en las redes sociales, creando un canal de YouTube con el que acercarse a los demás sin fronteras.
Con sus dosis de “Energía positiva” y sus “Gotas de esperanza”, así se llaman los dos espacios de emisión con periodicidad semanal, Juan Ramón de Andrés lleva su misión evangelizadora a todos los rincones del planeta.