Oblatas de María Inmaculada, juventud con futuro en la diócesis
La familia es semilla de amor y escuela de fe como Iglesia doméstica
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Un año especial en el que estamos llamados a vivir el amor en familia. El próximo 19 de marzo, cuando se cumple el quinto aniversario de la publicación de la Exhortación Apostólica “Amoris Laetitia” sobre la alegría del cariño familiar, el Papa Francisco inaugurará el Año “Familia Amoris Laetitia”, que concluirá el 26 de junio de 2022 en el décimo encuentro mundial de las familias en Roma.
Tras un tiempo de pandemia en se ha puesto de relieve, más que nunca, que la familia es semilla de amor y escuela de fe como Iglesia doméstica, el Santo Padre nos pide que seamos testigos del amor familiar. Son muchas las iniciativas que se llevarán a cabo en las diócesis y parroquias durante este año tan especial. Así, será importante hacer funcionar la reciprocidad entre la familia y la Iglesia para que sean valoradas y descubiertas como dones insustituibles entre sí. En definitiva, junto a la celebración del año dedicado a san José, viviremos también este año con la vista y el corazón puestos en los nuestros, nuestra familia.
También forman parte de nuestra familia, aunque de otra forma, aquellos que profesan religiones diferentes a la nuestra. Por eso, recordamos la intención de la Red Mundial de Oración del Papa Francisco para este mes de enero, que dice: «Que el Señor nos de la gracia de vivir en plena fraternidad con hermanos y hermanas de otras religiones, rezando unos por otros, abriéndonos a todos».
Y ya en la familia que conforma nuestra Diócesis de Segovia, hace unos pocos meses llegaba una comunidad de misioneras pertenecientes al Instituto de Oblatas de María Inmaculada. Por el momento, la idea es que permanezcan aquí un año ad experimentum, pero ya veremos qué depara el futuro… Así, con el objetivo de presentarlas oficialmente y conocerlas un poquito más, en el espacio para la entrevista hemos charlado con una de las hermanas de la comunidad, Victoria Romero.
Y ella ha sido la que nos ha detallado quiénes son las Misioneras Oblatas de María Inmaculada. Así, asegura que es una congregación muy joven, que nació con nueve chicas en 1997, en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón. Tiene su germen en el Instituto de Misioneros Oblatos, cuya sección femenina pudo ponerse en marcha gracias a que «el Espíritu Santo fue soplando». Poco a poco, fueron creciendo, convirtiéndose en 2001 en congregación de derecho diocesano, hito del que este año conmemorarán el vigésimo aniversario.
En total, actualmente la congregación cuenta con veintiuna hermanas, de las que dos son postulantes y dieciséis ya han profesado sus votos perpetuos. Con tres casas en Madrid, una en Alemania y otra en San Cristóbal de Segovia, la comunidad, además de joven, es muy internacional, puesto que cuentan con hermanas de España, Latinoamérica, Ucrania, Alemania…
En cuanto al carisma de las OMI, como se las conoce popularmente, Victoria revela que su objetivo es evangelizar a los más pobres en múltiples aspectos, teniendo en cuenta las circunstancias propias de la gente y el lugar en el
que desarrollan su labor. Así, ayudan a los demás a crecer en la fe para, como aspiramos todos, llegar a la santidad a través de un encuentro personal con Jesús.
Y, ¿si alguna mujer se siente atraída por todo esto y quiere formar parte de la comunidad OMI? Pues, como detalla Victoria, lo más importante es que las conozcan y vean lo que hacen en sus comunidades y en su actividad misionera. Si la intención es más profunda, el proceso comienza con dos años de postulantado para vivir el día a día en comunidad, después un año de noviciado para seguir profundizando. Y, tras un proceso de cinco años, se produce la ordenación perpetua, aunque nunca dejan de formarse.
Una vez finalice su año ad experimentum en nuestra Diócesis, Victoria espera y confía en poder quedarse aquí, en su casa de San Cristóbal, para seguir estando al lado de las familias y cuidando de ellas para alimentar su camino de fe.