SACERDOTE DE JESUCRISTO

Lucas Aragón, párroco de Santa Eulalia, comparte su testimonio de vida sacerdotal al cumplir sus bodas de oro al servicio del Señor y sus fieles.

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IGLESIA NOTICIA EN SEGOVIA 09 05 21

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Llevamos más de un año oyendo hablar de Covid-19, de pandemia, de UCIs, de centros de salud y hospitales saturados por el volumen de pacientes… muchos meses en los que la enfermedad merodea a nuestro alrededor como si fuera nuestra propia sombra. En esta Pascua del Enfermo seguro que cada uno de nosotros le ponemos rostro y nombre a quienes padecen alguna afección física. O mental, porque ni podemos ni debemos olvidarnos de quienes sufren problemas psicológicos…

Porque, como bien reza el lema de este día, estamos llamados a cuidar los unos de los otros. ¿Quién se ocupa de atender a quienes se desviven por la salud de los demás? Tan importante es cuidar de los enfermos como poner la mirada en aquellos que los atienden, tanto en el ámbito sanitario como en el familiar. Hoy la pandemia copa titulares y habitaciones de hospital, pero tampoco podemos, ni debemos, olvidarnos ni dejar a un lado a quienes padecen otras tantas enfermedades que necesitan de atención sanitaria. Por todo ello, cuidémonos mutuamente.

En la Iglesia, además de cuidar a nuestros enfermos, tenemos que cuidar de nuestros pastores, nuestros sacerdotes. El 10 de mayo la Iglesia celebra a san Juan de Ávila, patrón del clero español. Un día en el que el presbiterio conmemora sus bodas de plata, oro, diamante y platino, celebrando los años que, desde su ordenación, van cumpliendo en el ministerio sacerdotal. Aunque la celebración diocesana tendrá lugar el próximo 27 de mayo, nos anticipamos a esa fiesta hablando con un sacerdote que este año celebra sus bodas de oro. Él es don Lucas Aragón, actual párroco de Santa Eulalia.

Don Lucas recuerda que la inquietud por ser sacerdote nació en él siendo muy pequeño y, a pesar de la extrañeza de sus padres y de los altibajos que sufrió su vocación tan temprana, acabó sucumbiendo a la llamada del Señor. De esa primera etapa de formación recuerda muchas vivencias, aunque destaca la convivencia y su etapa en Vitoria como la más enriquecedora de su periodo en el Seminario. El 9 de julio de 1971 era ordenado en su localidad natal, Aguilafuente, por el entonces Obispo de la Diócesis, D. Antonio Palenzuela. Un momento que recuerda con gran cariño y que espera poder rememorar con los suyos en esa localidad siempre y cuando las restricciones sanitarias lo permitan.

Desde esa fecha ha pasado por diferentes parroquias y localidades como Boceguillas, Gomezserracín, Nava de la Asunción o Cuéllar. Esta última grabada en su memoria por haber experimentado un «crecimiento muy grande» gracias a la determinación de D. Antonio al enviarle allí a pesar de sus reticencias iniciales. A lo largo de todos estos años ha compartido labores pastorales con diferentes compañeros, ya que ha estado mucho tiempo formando parte de un equipo sacerdotal que atendía a diferentes parroquias.

Después de medio siglo de ministerio, D. Lucas asegura que el sacerdocio representa «toda mi vida», al final es conocedor de que todo lo que ha hecho es para responder la llamada del Señor y atender a quien lo ha requerido. Ahora, que el estilo de vida a ha cambiado, sabe que los fieles esperan que los sacerdotes se adapten a las circunstancias con apertura a nuevas formas, en las que subraya la importancia del papel del laicado para que la Iglesia siga siendo la familia a la que lleva perteneciendo, de manera comprometida, 50 años.

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