Madrid - Publicado el
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«Soy contribuyente, no soy idiota». Podría ser la segunda parte de cualquier serie de películas de comedia, pero es el título que José Padilla ha elegido para la iniciativa con la que pretende alzar la voz contra ese «agujero negro» en el que parece haberse convertido la atención presencial y la telefónica para realizar cualquier gestión ante las Administraciones Públicas. Recoge así el testigo de Carlos San Juan, quien reclamaba una atención más humana en las entidades bancarias.
Ahora que vamos recobrando ese contacto físico tan aparcado con la Covid, la pandemia sanitaria parece ser la excusa perfecta para todo. ¿No puedo coger cita por teléfono? ¿Es imposible hacer una gestión por internet? ¿La atención presencial se ha reducido a la mínima expresión? La pandemia, señores. Debe ser que lo emocional y lo humano importa poco. ¿En qué nos estamos convirtiendo? En seres deshumanizados que se olvidan de lo que realmente importa siempre, las personas. Si la gran reivindicación de los ciudadanos es poder recibir una atención más humana es que algo, señores, estamos haciendo mal.
En este tercer domingo de Pascua celebramos la festividad de San José Obrero y el Día de la Madre. Como dice el Papa Francisco «Una sociedad sin madres sería una sociedad deshumana, porque las madres siempre saben testimoniar incluso en los peores momentos, la ternura, la dedicación, la fuerza moral». A lo que añadimos que nadie te prepara para ser madre, pero ser madre te prepara para lo que sea. ¡Feliz día a todas las mamás!
Iniciaba el programa hablando de deshumanización. Pero la moneda siempre tiene dos caras, así que en el espacio de la entrevista le damos la vuelta para ver el lado positivo, el de quienes trabajan y buscan los medios para ayudar a aquellos que lo necesitan. Hoy hemos podido hablar con Nacho Morales y Juan Carlos Romano, miembros del Grupo de Acción Misionera de la Parroquia de San Lorenzo.
En este barrio de la capital surgió hace casi 25 años la motivación de ayudar a quienes más sufren en los países necesitados: los niños. El primer proyecto de hermanamiento fue con La Pradera, en Caracas, a los que se sumaron después los de Dete en Zimbawe y Puerto Príncipe en Haití. El objetivo, dar educación, sanidad y alimento a los más pequeños, colaborando para forjarles un futuro digno.
Desde el Grupo de Acción Misionera están ilusionados por poder retomar las actividades principales con las que recaudar fondos para estos tres proyectos de hermanamiento. Y recuerdan que un euro para nosotros apenas es nada, pero en estos países supone un gran empujón. Así, mañana día 2, festivo, tendrá lugar la vigésima edición de la caminata con la que buscan re-motivar a la gente para que participe. Una iniciativa a la que se suma el próximo domingo la celebración de un rastrillo en la plaza de San Lorenzo. Dos maneras de colaborar económicamente, aunque también es importante colaborar con el tiempo, para lo que Nacho no duda en alentar a los más jóvenes para que, con su espíritu renovador, den un nuevo aire a este grupo misionero.