SEGOVIA, CIUDAD DE LA CRUZ
Javier García Núñez repasa con un tinte muy personal los detalles de su pregón para esta Semana Santa
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Un año más nos vemos obligados a prescindir de procesionar por nuestras calles de Segovia acompañando a las imágenes de devoción. Pero esto no significa que vayamos a quedarnos sin Semana Santa, de la misma forma que cuando, confinados en nuestras casas, no pudimos salir a la calle, no dejamos de vivir la realidad familiar en nuestros hogares. Este año, las circunstancias actuales nos van a permitir vivir las celebraciones con las requeridas restricciones de aforo en los templos, respetando como siempre las indicaciones sanitarias.
Y es que, como nos dice D. César en su carta pastoral para esta Semana Santa, «la presencia del pueblo cristiano es fundamental para experimentar que estamos convocados por el Señor para unirnos a los misterios de su pasión, muerte y resurrección». Por eso, nos recuerda que, como cristianos, debemos cumplir con nuestras responsabilidades eclesiales, animando a aquellos que no puedan participar de la liturgia presencial a seguirla por los medios de comunicación. Vivamos pues estos días, siguiendo la llamada de nuestro Obispo, con alegría, gratitud y esperanza.
Una Semana Santa, como decimos, de recogimiento y reflexión. Aunque este año sí podremos salir a venerar nuestras imágenes, no será con muestras de devoción populares, sino que tendremos que acercarnos a los templos que las custodian. Una Semana Santa con un gran vacío en nuestra ciudad, el de la figura de José Luis Huertas, expresidente de la Junta de Cofradías recientemente fallecido y al que dedicamos este programa. Una Semana Santa pregonada por Javier García Núñez, que este año ha podido, por fin, cumplir con este cometido.
Una encomienda que se remonta a diciembre de 2019, cuando la Junta de Cofradías le propone esta tarea y él acepta de inmediato. Escrito entre enero y febrero de 2020, el texto estuvo un año «hibernando» en unas circunstancias anómalas porque, pasado este tiempo, Javier reflexiona que hablaba sobre la Cruz y la pasión de Cristo en un momento en el que la pandemia, aunque todavía no lo sabíamos del todo, se cernía sobre nosotros. Ahora, que ha podido pregonar esta Semana Santa tan atípica, lleva en el recuerdo a su amigo José Luis Huertas, con quien tantas vivencias cofrades (y de amistad) compartió.
El pregón de Javier García Núñez se vertebra en una teoría, la de Segovia como ciudad de la cruz, con un hijo histórico que va desde la fundación de la iglesia de la Vera Cruz hasta las Edades del Hombre de 2003. Un texto con el que ha buscado que, tanto creyentes como no creyentes, reflexionen sobre la cultura cristiana de la redención.
En ese texto, una de las notas más llamativas es la referencia a esa «cruz gigante» que forman las piedras del acueducto en su parte central. «Hay a quien le podrá chocar, quien lo podrá despreciar… pero es cierto que se ve una cruz latina con una forma muy definida». Alejándose de polémicas arqueológicas e históricas, sin pretender generar debate, plantea… «¿es quizá la cruz más grande de la ciudad en el lugar más importante de la ciudad?», reflexionen ustedes…
Y, recurriendo a otra de las cuestiones planteadas en su pregón: «¿qué has dejado en la cruz y qué ha dejado la cruz en ti?», García Núñez asegura que la cruz es un símbolo de fe personal y colectiva que a todos nos deja un mandato, el de amarnos unos a otros, especialmente en estos tiempos en los que hay tantos «crucificados» por diversas razones. En una sociedad con demasiado ruido a nuestro alrededor, Javier García Núñez deja en su cruz un espacio abierto para la reflexión interior y el encuentro con el Señor.