La voz de FRATER se hace oír

Cuando nos encontramos con la discapacidad hay veces que nos sentimos incómodos, y pensamos en negativo, en las limitaciones y las carencias. En no pocas ocasiones, a este sentimiento se le suma la reacción de rechazo. Si la discapacidad es mental, la cuantificamos a través de ese coeficiente intelectual que encima pone etiqueta la minusvalía y las carencias de la persona.

Por suerte, de unos años a esta parte asistimos a una evolución que, aunque lenta, anima a considerar a las personas con discapacidad física o mental como individuos poseedores de capacidades reales y concretas. Más aún cuanto se trabaja para adaptar el ambiente a sus posibilidades, y cuando se modifican o eliminan las trabas que hemos ido estableciendo de manera involuntaria en su camino. Es entonces cuando mayores son sus logros y realizaciones. Por eso, es momento de transformar nuestros estereotipos basados en la limitación para convertirlos en razonamientos centrados en la capacidad.

«Todos tenemos alguna discapacidad, busca la tuya», esta provocadora frase es la que cierra cada número de los «Entremeses» que publica FRATER. Hoy tenemos el honor de hablar con María José del Río de la situación actual de la fraternidad y su trabajo en la Diócesis.

No hay que olvidar que FRATER busca la evangelización de sus miembros y que éstos la transmitan a otros con ese espíritu del «Levántate y anda» porque, como nos recuerda María José, siempre tienen en mente que «si yo puedo, tú también puedes» ya que todos tenemos capacidades que nos hacen fuertes, gracias también a ese contacto personal y ese trato de tú a tú que mantienen vivo en la fraternidad.

En el piso del barrio del Salvador están actualmente al completo, son ocho personas que conviven junto a sus cuidadores, haciendo de ese pido un hogar en el que compartir tiempo, ilusiones y preocupaciones. Allí les pilló el confinamiento, un tiempo que vivieron como una experiencia de enriquecimiento para la convivencia, prueba de ello fue aquel vídeo en el que nos mostraban cómo disfrutaban del día a día juntos, a pesar de no poder salir a la calle.

Ahora que las cosas van mejor, FRATER también retoma el pulso de la normalidad, aunque no con la misma intensidad de antes. Eso sí, han vuelto las reuniones generales y las actividades mensuales, aprovechando para trabajar el Sínodo en su etapa diocesana.

De su acción, María José también destaca la labor reivindicativa y de denuncia porque todos, también los discapacitados, tienen derechos y obligaciones en la sociedad y en la Iglesia. «Tenemos voz y queremos que se nos escuche», subraya, para denunciar que las barreras arquitectónicas, en ocasiones, se salvarían derribando las barreras mentales hacia la discapacidad. Barreras que en Segovia, aunque se intentan superar, no lo hacen del todo, por lo que FRATER reclama proyectos que beneficien a las personas con discapacidad y les hagan el día a día más llevadero.

También en la Iglesia, donde María José reivindica el papel de los discapacitados como miembros activos, no como meros espectadores. De hecho, así lo hicieron saber en su trabajo sinodal aunque, por desgracia, en las conclusiones finales no hayan quedado reflejados. Porque los miembros de FRATER tienen voz, y quieren ser escuchados y tenidos en cuenta.