Argüello sobre la Ley del aborto: “Es un momento singular para una movilización social en favor de la vida”

Laura Ríos

Valladolid - Publicado el - Actualizado

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“La movilización es decisiva. La que podamos hacer en nuestra familia, en la barra del bar, en nuestra familia. No hay que tener miedo”. El Obispo Auxiliar de Valladolid y secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, cree que estamos ante un momento “singular” para emprender una movilización social “en favor de la vida” a las puertas de una reforma de la Ley del Aborto que obliga a los hospitales públicos a contar con profesionales para practicar abortos desde los 16 años, sin consentimiento paterno y sin periodo de reflexión. “Es hora de pasar de solo lamentarnos y hacer críticas en voz baja para hacer también una propuesta pública de cada uno de nosotros en favor de la vida y en contra de los falsos derechos”, sostiene.

La nueva regulación ofrece “falsos derechos”, como ha calificado Luis Argüello quien se ha mostrado partidario de favorecer ayudas y crear condiciones “para las mujeres y para que esta nueva vida vea la luz”. No cree que esta futura Ley impulse aún más interrupciones del embarazo, a pesar de las facilidades que ofrece. No en vano, cada año se producen 100.000 abortos. No es solo la normativa, también es el aparato educativo que ha normalizado estas regulaciones en contra de la vida. Para el secretario de la Conferencia Episcopal se está propiciando una educación afectivo-sexual mantenida en claves de individualismo y una falta de respeto de la sexualidad vinculada al amor y a la procreación. “Si no hay una educación adecuada, se estará impulsando que la vida no tiene la importancia que tiene”, asevera.

Argüello se refiere a la cultura de la muerte para aludir a legislaciones como la eutanasia y el aborto. A su juicio, “estas leyes terminan siendo aceptadas y reguladas democráticamente porque se ha creado en la sociedad una normalización de este tipo de decisiones”. “No se tiene en cuenta a los otros”. Por ello, cree oportuno tomar conciencia, “en defensa de la vida no hace falta ser creyente” y a todos ellos apela para impulsar un movimiento en favor de la vida, de una educación afectivo-sexual “en el que la vida tenga un lugar central”.