El campo languidece por unos costes de producción inasumibles: “o nos morimos de hambre o nos matan”
Agricultores y ganaderos protagonizan en Valladolid una tractorada para pedir a las administraciones medidas contundentes
Valladolid - Publicado el - Actualizado
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El campo clama por unos precios dignos. Una gran tractorada y cientos de ganaderos y agriultores se han echado hoy a la calle en Valladolid para denunciar los elevados costes de producción. La subida del coste de la materia prima, la alimentación del ganado, los fertilizantes, el precio del gasóleo...hacen que muchos profesionales del sector primario se planteen la viabilidad de sus explotaciones a día de hoy. Es el caso de Jesús, un agricultor de la zona de Zaratán que ya da por hecho que su hija no tomará el relevo: “Tengo un hija que estudia esto y no me lo planteo dejárselo. Que se busque la vida porque esto no tiene futuro”.
Luis Miguel asume que la tradición ganadera se frenará en él. Su padre llegó a mantener a una familia de ocho hijos. Él no llega a fin de mes. “Mi padre toda la vida lo ha tenido y mi padre ha sacado a ocho hijos adelante y yo no llego a final de mes. Gracias a que trabaja mi mujer porque llevo cinco años a pérdidas”, lamenta en declaraciones a COPE. Miguel Ángel tiene una explotación en Villanueva de Esgueva. Nos explica que hace años que asumen que el sector no es rentable.
Julio ha llegado hoy desde Valbuena de Duero, dice que a día de hoy, con los costes tan altos, no da ni para arrancar el tractor: “o nos morimos de hambre o nos matan”. El beneficio de queda por el camino. José Antonio, ganadero de Montemayor comenta a COPE que el precio que el consumidor paga por el producto está disparado por el paso a través de la cadena alimentaria. “Yo soy ganadero de ovino y vendo a particulares y ahí me gano un duro, y se nota porque un ganadero lo vende a 30 y en la carnicería se vende a 80 ó 90 euros. La cadena se va a romper por abajo”, aventura.
Es el testimonio de quienes cada día salen al campo para llenar nuestras despensas. Hoy han parado entre el desánimo y la decepción para pedir a las administraciones que les den una solución y aseguren unos precios dignos que haga viable sus explotaciones.