El informe de Cáritas de 2021 en Valladolid detecta un aumento de nuevos pobres de clase media
La entidad consigue introducir en el mercado laboral a un 20 por ciento de las personas en mayor riesgo de vulnerabilidad
Valladolid - Publicado el - Actualizado
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“Nos gustaría estar a la altura para, en la medida de nuestra responsabilidad, atender a la llamada de las personas que tiene algún tipo de necesidad”. Así de contundente se ha manifestado hoy el Obispo auxiliar de Valladolid, Luis Argüello, en la presentación de la Semana de la Caridad. Una semana que se abre con los detalles de la memoria de la entidad ligada a la Iglesia Católica y que refleja que más de 9.200 personas han recibido apoyo directo de Cáritas en Valladolid el pasado año. El perfil va cambiando y la realidad de empleos precarios y del fuerte impacto de los precios en las familias hace que los nuevos pobres sean personas con trabajo, pero sin recursos suficientes para vivir.
La mayor parte de esos fondos, casi un millón de euros ha ido a parar a atención primaria que ha prestado apoyo económico director para aliviar las economías familiares, incluido el pago de hipotecas. Casi medio millón de euros han ido a parar al programa de empleo e inserción laboral. No solo se trata de ayudar, sino de acompañar y estos programas han conseguir introducir en el mercado laboral a un 20 por ciento de las personas que, estando en extrema vulnerabilidad, han participado en este itinerario. Gunter Boeloff, Director de Cáritas diocesana en Valladolid: “Personas concretas que en 2020 dormían en un cajero de bando, hoy tienen su propia vivienda en alquiler y esto se debe a un proceso largo donde se hace un acompañamiento y donde se activa en primer lugar la autoestima”.
La clase media son los nuevos pobres y las mujeres son las principales afectadas. No en vano, el 73 por ciento de las personas expulsadas del mercado laboral son mujeres. Con este nueva realidad social trabaja Cáritas Diocesana Valladolid. El volumen de personas atendidas ha crecido un 20 por ciento respecto a 2019. El pasado año se destinó más de 3,2 millones de euros para atender las principales necesidades sociales y las situaciones de vulnerabilidad.
La tendencia con salarios congelados e inflación disparada está dibujando un panorama donde a las familias les está costando muchísimo llegar a fin de mes. El 40 por ciento de los usuarios del servicio son hogares con menores, y el 60 por ciento tiene nacionalidad española. “No es un tema de desempleo, incluso se da en familias con empleo, pero con sueldos que no les dan para vivir”, explica.