Cómo ser un “buen” profesor, según uno de los mejores docentes de España
Nacho cambió un laboratorio de Ingeniería Química por las aulas de un colegio de Valladolid
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¿Sabes cuántos profesores dan clase en Castilla y León? 35.633, según cifras de la Consejería de Educación. Son unos 800 más que el pasado curso.
Insuficiente, según los sindicatos, sobre todo, para rebajar la tasa de interinidad hasta el ocho por ciento, como pretende la Junta de Castilla y León. Esa tasa, apunta CSIF, está actualmente en el 14 por ciento en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Pero superaría el 26 por ciento en otros niveles educativos.
Coincidiendo con el Día Mundial de los Docentes, en Herrera en COPE Castilla y León hemos querido ponerles nombre y apellidos. Nacho Gago estudió Ingeniería Química, pero, al poco de empezar a trabajar en un laboratorio, supo que su lugar estaba en un aula.
“Vocación” y “paciencia”
Gago, que actualmente ejerce en el Colegio Santa Teresa de Jesús de Valladolid, fue designado en el año 2022 como el tercer mejor profesor de España. Durante dos años consecutivos lo ha sido de Castilla y León. Y en 2023, ha recibido la Medalla al Mérito Profesional.
La “vocación”, dice, es fundamental. Ahora da clase a adolescentes, con quienes, asegura, es necesario “paciencia”. Estos son dos de los ingredientes de la receta de Nacho para ser “buen” profesor. Un tercero es “buscar nuevos métodos educativos para que los alumnos se enganchen a tu asignatura”. “Eso”, reconoce, “es lo más complicado”.
Nuevas tecnologías
Los profesores están enfrentando un salto tecnológico importante. La pizarra clásica, la de tiza y borrador, está siendo, cada vez más, reemplazada por las pizarras interactivas con conexión a Internet. En algunos centros, además, sobre los pupitres se han ido ganando un hueco las 'tablets' y los ordenadores portátiles.
En el aula “se nota”, asegura Gago, cómo ha prosperado la tecnología. Lo que ha derivado en una nueva dimensión del “ruido” en el aula. “Aunque los alumnos estén atentos a lo que estás explicando”, explica, “no son capaces de estar más de cinco o seis minutos pendientes de algo”. “Luego”, añade, “pierden un poco el hilo o preguntan a destiempo”.
Estos cambios están obligando a los docentes a reciclarse constantemente. A buscar nuevos métodos de enseñanza que, según Gago, implican “adaptarte e intentar ponerte en su lugar (el de los alumnos) y ver cómo les gustaría o necesitan que sea su aprendizaje”.