La decisión de una joven química de Valladolid que cambió su vida: “Me voy a casa con vosotros”

Inmaculada quiere seguir con el legado de su familia en el pueblo

Carmen García Mollón

Valladolid - Publicado el

3 min lectura

Inmaculada cumplirá 30 años este 2023. Estudió Química en Valladolid, tiene un doctorado, un máster y ha trabajado en una importante empresa farmacéutica de León, pero a finales del pasado año decidió dar un giro a su vida. Regresar al pueblo y, sobre todo, trabajar junto a sus padres, los dos se dedican al campo. Siempre le había llamado la atención la agricultura, un día cogió el teléfono, llamó a sus padres y les dijo: “Lo llevo pensando mucho tiempo y que me voy a casa con vosotros”, explica Inmaculada en Mediodía COPE Valladolid. Se siente “muy conforme” y “orgullosa de haber tomado esa decisión en su vida.

Para su padre, José, la decisión de Inmaculada no le supuso ningún inconveniente. “Se quiso venir, la decisión la tomó ella, a mí no me disgustaba, a su madre un poco más con los estudios que tenía”, nos cuenta su padre. Ahora está más “tranquilo” sabiendo que su legado se quedará en manos de su hija, como él ya lo recibió de su padre, desde los 10 años que empezó en el sector. “En un futuro iba a ser dejado a otra gente pero si se lo puede quedar ella mucho mejor”, argumenta José.

Inmaculada joven agricultora en el provincia de Valladolid

Decidió “acompañar” a su padre en los últimos años que le quedan y aprender lo que fue el trabajo de su familia. La dificultad para encontrar trabajo o la falta de relevo son algunas de las razones que le hicieron pensar en cambiar de oficio aunque también pesó que la agricultura también le había llamado siempre la “atención. No echa de menos su anterior trabajo, le gustaba mucho la investigación y por eso estudió química pero durante el doctorado acabó “muy cansada” y “quemada” porque no se sintió valorada y ahora en el campo se siente “más cómoda”.

Inmaculada “sorprendida” con la evolución del campo

Aprende cada día al lado de su padre, tiene unas 140 hectáreas de trigo, guisantes y beza repartidas entre Castrillo de Tejeriego y Piña de Esgueva, en la provincia de Valladolid. También algunas tierras en barbecho. “Mi padre es el que dirige y he aprendido a utilizar la máquina de tirar de herbicida, de abono...”, nos cuenta. José lleva enseñándole el oficio desde principios de este año, con “mucha moderación, tranquilos y sin ningún tipo de prisa”, mientras ella hace “lo mejor” tanto para mí como para el campo.

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Sin el apoyo de sus padres hubiera sido “matemáticamente imposible” dedicarse a ello porque se necesita maquinaria para labrar y al final le “prestan” lo necesario. “Hay que ir despacio”,nos dice José, porque es complicado con los precios de hoy en día, el pago por un tractor supera los 200.000 euros y el precio que le pagan a un agricultor, por ejemplo, por el trigo son 200 euros, casi 100 euros menos que hace unos años.

Inmaculada a penas lleva unos meses desempeñan este oficio y se siente “contenta” y “sorprendida” con la evolución del sector agrario, cómo ha cambiado “desde que era pequeña hasta ahora” y esa “modernización” hace que le llame “todavía más” la atención porque le gusta la informática. En cuanto a cómo es el trabajo con su padre dice que escucha “todo lo que le dice” e intenta hacer “lo mejor que puedo”.

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